viernes, 15 de octubre de 2010

La Rosa de Bayahibe



Elsa Peña Nadal

Una rápida “encuesta” entre compañeros de trabajo me confirmó que, no pocos, tenemos una muy vaga idea acerca de cuál es la Flor Nacional, la que, junto al Ave Nacional y los símbolos patrios Himno Nacional, Bandera y Escudo, contribuyen a nuestra identificación como Estado y país.

La Cayena, la Trinitaria y La flor de la Caoba, fueron algunas de las respuestas que recibí. Usted, amigo lector, sabría decir, sin entrar al Internet, ¿cuál cree que es la flor simbólica de la Republica Dominicana? Y sabe acaso, ¿cuál es nuestra Ave Nacional?

Yo creía, sin confirmar, que la flor era la Cayena, (Hibiscus rosa sinensis), también llamada Sangre de Cristo, la cual abunda en nuestro país en sus colores rojo, blanco, amarillo y de doble tonalidad; pero la flor de esta planta, tal como he leído, no es nuestra flor nacional; tampoco es endémica de nuestro país, ni siquiera es naturalizada; fue introducida y procede del Pacifico Sur, de Asia Tropical.

El 16 de Julio de 1957, mediante decreto del Poder Ejecutivo, No. 2944, (el presidente era Héctor Bienvenido Trujillo), la Flor de la Caoba (Swietenia Macrophylla -- Mahogani), fue declarada como la Flor Nacional de nuestro país.

La Caoba, conocido como árbol rojo, ha dado lugar al termino “Color Caoba” y es un árbol muy apreciado en nuestro país por la calidad de su madera, considerada entre las más finas dada su resistencia a la humedad, a los parásitos y por su fácil manejo al trabajarla. Es utilizada en la construcción de muebles, tambores, guitarras y hasta en barcos y ataúdes; entre otros.

Este árbol, propio de los bosques húmedos de las Antillas y de tronco recto, llega a medir hasta 25 metros de alto y dos de diámetro, y su flor, muy diminuta, se presenta en ramilletes en tonos verdes pasando a amarillos tenues y blancos.

La nueva Flor Nacional será la Rosa de Bayahibe

La idea de tratar este tema surge al enterarme de que la “Rosa de Bayahibe”, flor endémica de la zona turística de Bayahibe, en la parte Este del país, será declarada el próximo año 2011, como "Flor Nacional de la República Dominicana" por el Ministerio de Medio Ambiente.

Un acuerdo de colaboración para realizar un programa de construcción de jardines con esta planta, en hoteles, urbanizaciones turísticas, atracciones comunitarias y atractivos naturales, fue firmado por la Asociación de Hoteles La Romana-Bayahibe, la Fundación Río Chavón y el Ministerio de Medio Ambiente, a través del Jardín Botánico Nacional.

De nombre científico “Pereskia Quisqueyana”, la “Rosa de Bayahibe”, es una flor de exótica belleza, con coloración de tonos rosados oscuros, la cual se encuentra únicamente en Bayahibe, y se dice de ella que está en peligro de extinción.

El género Pereskya, es una cactácea de tronco leñoso provista de hojas y la especie quisqueyana es conocida por la belleza de sus flores. Existen diecisiete especies de Pereskya; cinco de ellas en la República Dominicana de las cuales, dos, son endémicas. La especie, se encuentra en Centroamérica y en el norte de Suramérica, siendo típica de zonas tropicales húmedas o semi húmedas.

La información, contenida en “Access”, publicación de temas turísticos, también da cuenta de que en una exploración arqueológica realizada en Bayahibe, en 1977 por el francés religioso, experto profesor e investigador botánico, Henry Alain Liogier, se encontró polen de la planta, la cual se ubica en unos 1300 años antes de Cristo. Él fue quien le dio a la flor el nombre de Rosa de Bayahibe, en honor a la zona donde fue descubierta.

La Rosa de Bayahibe es realmente hermosa y al ser endémica, bien podría ser declarada como nuestra Flor Nacional, aunque habría primero que derogar el decreto aquel, según creo sin ser “leguleya”; y además, sacar la flor de la Caoba del diseño de nuestras papeletas o billetes, de todas las denominaciones.

¿Se había fijado usted que nuestro papel moneda tiene las florecillas de la Caoba en su diseño? ¡Yo no!

Como algunos podrían cuestionarse el por qué de tal privilegio para con la Rosa de Bayahibe , siendo una planta en peligro de extinción, y por ende, no muy abundante en nuestro país, me adelanto e imagino la respuesta, la cual comparto: es endémica; es hermosa y declarándola Flor Nacional, la restableceríamos en nuestro territorio. ¡Total, no es muy fácil verle la flor a la Caoba, al punto que pocos sabíamos que esa era la flor-patria! “! Y como no explican!”
 
En cuanto al Ave Nacional, por supuesto que no es “La Ciguapa”, como me dijera un colega esta mañana en plan de bromas: es la Cigua Palmera, (Dulus Dominicus); endémica de la isla La Hispaniola, de la Saona y de Gonaive.

Esa avecilla es de unos 20 centímetros del largo; su color es marrón oliváceo en la parte superior y en la inferior es “café con leche” o amarillo pálido, estriado con marrón y de cabecita oscura, con algo de verde en sus alas.

La cigüita palmera no se encuentra en montañas altas. Varias parejas, trabajando juntas en el acopio y acarreo de sus ramitas, construyen al mismo tiempo un gran nido comunal en el árbol llamado Palma Real, con la curiosa particularidad de que se asemeja a una especie de túnel, generalmente de unos dos metros de ancho por uno de altura y dentro de él hay varios “apartamentos”; uno por familia, con su salida independiente.

Leamos lo que de ella nos dice Simón Guerrero, ornitólogo y ambientalista dominicano: “mucha gente todavía se pregunta por qué un ave tan poco fotogénica como la Cigua Palmera, que no canta como el ruiseñor ni es tan carismática y colorida como la cotorra, fue declarada Ave Nacional. La razón hay que buscarla en su singularidad taxonómica y en la complejidad de su conducta reproductiva”.

Agrega que “la Cigua Palmera (Dulus dominicus) pertenece a una familia monoespecífica (Dulidae), que es aquella representada por una sola especie. O sea, que es tan rara, que fue necesario crear una familia y un género (Dulus) para ella sola”. Y destaca Guerrero: “no hay más de diez familias monoespecíficas en el mundo, y la de la Cigua Palmera es la única endémica de las Antillas.”

Expresa Simón Guerrero, que constituye “un enigma para los científicos cómo un ave tan singular sólo existe en la isla Hispaniola”, al tiempo que resalta que “en el Museo de Historia Natural de Washington hay un diorama exclusivo para la Cigua Palmera”. (Diario Libre, 11 de Noviembre del 2008)

Como podríamos colegir, la condición de endémica, o el endemismo si es válido el término, tanto en aves como en flores, determinaría, entre otras características también tomadas en cuenta, el privilegio de la elección como representativas de una nación.

Nuestras inteligentes cigüitas palmeras, ponen tres y cuatro huevos con manchas oscuras para protegerlos de los depredadores. Y usted, ¿cuántos puso al responder a las tres preguntas contenidas en este artículo? (Si es experto no se vale).

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