María Isabel Soldevila
Las cifras recogidas esta semana por la periodista de LISTÍN DIARIO, Bethania Apolinar, subrayan la urgencia de actuar ante una situación que tiene en vilo a todos los dominicanos y dominicanas cuyos hijos forman parte del sistema escolar.
Los casos de intoxicación de estudiantes que consumen el desayuno ofrecido en las escuelas -al menos 1,451 desde 1999- persisten ante la impotencia de las autoridades del ministerio de Educación, que se han declarado incompetentes para resolver el “misterio” de las continuas intoxicaciones que el principal proveedor, Lácteos Dominicanos (LADOM) atribuye a sabotajes a sus productos.
El asunto es más complejo que las ideas conspirativas de LADOM, que estuvo en el candelero durante la gestión de Alejandrina Germán cuando la periodista Nuria Piera publicó que lo que se servía era un suero desproteinado y no leche.
Sabotajes aparte, la verdad es que gran cantidad de escuelas carecen de ¡agua potable!, ¡energía eléctrica!, ¡techo! ¿Cómo hablar entonces de la higiene requerida para servir un desayuno? ¿Cómo argumentar sobre la necesidad de respetar la cadena de frío? Volvamos a lo básico. Como dicen mis amigos de Cerito y Cruz (por cierto, pasen por www.ceritoycruz.org para que vean que hay esperanzas), en educación el problema se resume en una palabra: FALTA.
Como falta de todo, desde este espacio chiquitico, exhorto a las autoridades a que no falte la disposición y la decisión de resolver, de una vez por todas, este asunto.
Nuestros niños y niñas lo valen todo.
Santo Domingo, R.D., domingo, 17 de octubre de 2010
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