domingo, 28 de noviembre de 2010

El dolor neuropático

El diagnóstico de este dolor
implica una gran agudeza clínica

José Silié Ruiz

Nos correspondió el honor de dictar una conferencia sobre este tema el pasado jueves en los salones del hotel Holiday Inn; en la oportunidad “conversamos” sobre nuestra experiencia con la pregabalina original, la Lyrica, que cae dentro del grupo de los modernos fármacos neuromoduladores, que son medicamentos con más de una acción sobre el sistema nervioso.

En este caso la Lyrica tiene acción directa sobre el dolor neuropático y produce a su vez sedación adicional; hemos tenido la oportunidad de usarla desde antes de llegar al país, gracias a los laboratorios Pfizer. El dolor es producido por numerosas entidades en medicina, sin dudas el síntoma que más acerca el paciente a su médico.

El dolor neuropático es una condición que es siempre secundaria a una lesión o disfunción del sistema nervioso central o periférico.

Esto significa que este dolor es consecuencia de un daño a la raíz nerviosa o por alteraciones dentro del propio cerebro, como consecuencia de variaciones que originan la formación de focos ectópicos, desde donde se inician estímulos anormales hacia el cerebro. Que pudieran resumirse en el hecho de que la conducción nerviosa se altera  como resultado de esos focos anormales, trastornando la conducción sensorial de forma tal que los frenos normales, los llamados mecanismos de inhibición segmentaria, que tienen tanto el cerebro y la médula espinal para controlar el dolor, se tornan ineficientes. Existiendo secundariamente una hiperexcitabilidad de las vías del dolor. Con la agravante de que el daño inicial desaparece, pero aun así  persiste la percepción dolorosa anormal.

Tomemos la neuropatía diabética, como un ejemplo típico de dolor neuropático.

Esta condición se hace presente en un  30% de los diabéticos, sin un evidente daño físico, pero por alteraciones no sabemos si vasculares o metabólicas, las neuronas se trastornan funcionalmente y se inicia un intenso dolor que tiende a la cronicidad, y con muy pocas posibilidades de una remisión espontánea, por el contario tiene la tendencia a convertirse en un problema para el paciente y su médico. Es un dolor comúnmente distal, como unas medias puestas en nuestros miembros inferiores, que no responde a los analgésicos comunes y es la razón de ser de los neuromoduladores como la pregabalina. Es clásica su presentación, el paciente lo describe como un dolor quemante, punzante, tirante, con pinchazos dolorosos, que se presenta en brotes o puede hacerse permanente, empeorando en las noches.

El diagnóstico de este tipo de dolor, el neuropático, implica una gran agudeza clínica, en razón de que por su cronicidad tiene muchas comorbilidades, o sea tiene otras entidades médicas acompañantes, tales como: depresión, ansiedad, agitación psicomotora, alucinaciones, trastornos del sueño, etc., por lo que la historia clínica del paciente con dolor implica la investigación desde la rutina para todas las enfermedades hasta el entorno vivencial del paciente. Debemos enfatizar en la investigación, si existen alodinia o hiperalgesia, las cuales expresan una respuesta anormal a un estímulo no doloroso, y la segunda es una respuesta desmedida a un estímulo mínimo. Al valorar el paciente debemos de insistir en los cambios en la fuerza muscular,  en las variaciones de la sensibilidad que haya experimentado, y en especial en la sensibilidad vibratoria (palestesia) que se altera tempranamente. El manejo es con calmantes especiales, antidepresivos y  con el  neuromodulador buque insignia en estos casos, la Lyrica.

Santo Domingo, R.D., domingo, 28 de noviembre de 2010


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