jueves, 9 de diciembre de 2010

Un tema de guardia

Dominicaneando //
José Miguel Soto Jiménez

El tema militar no es un tema militar sino de políticos. Los guardias según la Constitución no tienen en ningún caso facultad para deliberar, y eso de “en ningún caso” alude por su carácter absoluto a sus propios asuntos. Porque la carta magna establece también que son esencialmente obedientes al poder civil y apartidistas.

Los políticos en cambio deben respetar la conciencia de las Fuerzas Armadas que solo debe estar consagrada a la defensa y seguridad del pueblo de donde emergen.

En el país no se acaba de entender por un rezago autoritarista, que los militares no trazan la política, son un instrumento de ella, y en el mundo moderno son esos atributos, sus capacidades y su disciplina, que hacen de las fuerzas militares un magnífico instrumento de la gobernabilidad democrática.

Por muchos años el tema militar siendo fundamentalmente un tema de interés público, estuvo vedado en la opinión, mientras en todos los países democráticos las corrientes ciudadanas en los medios, debatían el gasto militar, la movilización, sus roles, su establecimiento, su número, su organización, su entrenamiento y despliegue, su eficiencia y hasta la conducta pública de sus miembros.

Claro, que si es la población civil la que con sus impuestos paga este servicio para su protección debe ser su derecho discutir estas cosas, para exigir en sus mandatarios de turno la idoneidad de las políticas de defensa y seguridad.

El por qué fue este asunto tema cerrado de debate se responde en la medida que nuestras Fuerzas Armadas continuaron siendo por mucho tiempo, por una transición democrática imperfecta, una fuerza al servicio de una dictadura desaparecida hace más de cincuenta años, que traspasó sus fidelidades clientelares a los gobiernos de turno, en perjuicio del Estado y de la sociedad.

Yo he dicho como político y como ciudadano algo conocedor de las instituciones militares, que la burocratización de las fuerzas militares que hace difícil el control del mando de las mismas, es un peligro.

El mando es control y con un personal numeroso, demasiado quizás, dispersado fuera de los cuarteles, en tareas ajenas a su naturaleza no hay quien mande, garantizando eficiencia en la defensa y seguridad del país.

Basta ver para probar la aseveración, la recurrencia de inconductas muchas de ellas delictivas de miembros de nuestras instituciones en las calles.

Claro que la culpa, no es de los mandos militares que tienen que hacer de tripas corazón con esta realidad, que evita el control, colapsando el entrenamiento, afectando la listeza operacional y el ethos de la institución castrense.

El llamado de alerta sano es al mando político que contiene el poder supremo diseñando y conduciendo la política de defensa y seguridad.

El “comandante en jefe” que atienda el asunto, el mando es para mandar, que mande a tocar la corneta, antes de que sea demasiado tarde.

Santo Domingo, R.D., jueves, 09 de diciembre de 2010

http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2010/12/8/169513/Un-tema-de-guardia

No hay comentarios:

Translate