jueves, 24 de marzo de 2011

El ocio y la reelección presidencial

EL BULEVAR DE LA VIDA//
Pablo McKinney

Aunque parezca una contradicción, parte del éxito del trabajo del Presidente Leonel tiene que ver con la seriedad con que el profesor se toma su derecho al ocio.

 Sólo que, creada la Funglode, el ocio presidencial ha adquirido características especiales. 

 Cada político tiene sus predilecciones para tal o cual tipo de ocio, es lo normal. Así, para Bosch, ocio siempre fue la literatura, el arte, la cultura. El ocio de Balaguer andaba por ahí, más los griegos y los chistes de Rosita Fadul. Hipólito es débil con un juego de dominó y el cuidado de su finca de mangos. Miguel siempre ha disfrutado una buena tertulia al caer la tarde con buen trago y entre amigos. Lo de Danilo es el Escogido y las tazas de chocolate. Domínguez Brito disfruta una misa de domingo como si fuera un Barcelona vs. Madrid. Milagros siempre se deja llevar por la santa poesía y la mejor música. Lo de Hugo son los vinos y París.

 Por su parte, el principal ocio de Fernández es el debate intelectual al más alto nivel, y si es en FUNGLODE mucho mejor.

Leonel Fernández y Margarita Cedeño. 

Los adversarios políticos de Presidente, o los que en ocasiones le adversamos por no compartir tal o cual decisión gubernamental, guardamos especial respeto intelectual por el manejo que tiene el profesor de cualquier tema de Estado, de la sociología de la comunicación o las relaciones internacionales. Verlo debatir sobre comunicación y poder con Manuel Castell, joder,  es una fiesta del intelecto, según me cuentan.

Este amor por el debate y el conocimiento, -más sus charlas de padre con Yolanda América-, llenan las horas de ocio del Presidente. Pero hay más, y en ese más está la vaina: En los últimos meses, el ocio presidencial ha sido también el “dejarse querer”, o sea, el permitir en silencio la adulación de los ingenieros constitucionalistas y otros teóricos del absurdo, más los shows de mal gusto amplificado, como el del próximo domingo, donde quienes parieron una Constitución tratarán de convencer a su padre de violarla con una reelección que solo conviene al PRD y a ellos mismos.

 Por eso, Presidente, le digo en público lo que el martes en FUNGLODE le dije en privado. Si lo prefiere, (todos llevamos un pequeño argentino en el corazón), “déjese querer”. “Déjese querer” de esa muchacha en flor que el domingo en la plaza le ofrecerá su amor envenenado; “déjese querer”, fornique protegido, pero no se case. Para esposa, la Dama Primera que ya usted tiene en su casa, y que hasta Doctorados de universidades gringas recibe por su labor humanitaria, su solidaria y su vocación de servicio.

 “Déjese querer”, profesor, “déjese querer”, pero no se case, que los divorcios son terribles. ¡Dígamelo a mí!

Santo Domingo, R.D., jueves, 24 de marzo de 2011.

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