VENECIA JOAQUÍN
He estado pensando en el Ing. Miguel Vargas. Vive un momento difícil. Los sueños que deben esperar para hacerse realidad. De lo contrario, todo fuera fácil para un hombre caracterizado por ser valiente, equilibrado, juicioso, de rápidas decisiones. Participó en las elecciones para elegir el candidato a la presidencia por el PRD. Fue a ganar o perder. Hizo lo que pudo.
Utilizó muchos recursos. Logro incentivar el mercado de tal manera que se visualizó ganador. Los que miraban el partido como un carro, le sugirieron que se concentrara en abordarlo como pasajero para ir al Palacio. Arreglar y engrasar ese vehículo le robaría tiempo.
Se empeño en ser mecánico, conductor y pasajero a la vez. Y no atendió bien a los pasajeros. Casi sin darse cuenta, se monto uno muy popular. Los asesores no le advirtieron que tener las riendas de muchos poderes no significaba pleno control ni ser su propietario. Perdió la candidatura.
Estamos expuestos a los juegos pesados de la vida. Con una fuerte bofetada, muchos caen, otros resisten y hay quienes quedan aturdidos. Los de coraje, aceptan la realidad con dignidad. Miguel ha recibido un duro golpe. Pienso que no caerá ni dejará que lo lleven a actuar con torpeza.
Ha vuelto a la Presidencia del PRD. ¿Esta, emocionalmente, en condiciones de reasumir esas funciones con objetividad? La responsabilidad de promover el candidato presidencial y llevar el partido al poder es grande. Quizás procede que tome vacaciones. Deben ser pacientes, comprensivos y reunirse con él en un diálogo sincero. Entre otras cosas, despejarle todas las interrogantes. Pronto, el panorama se llenara de luces. Muchas veces se sacrifican asuntos personales en aras del bien común.
Los que creemos en Dios, sabemos que de la suma de situaciones difíciles, papá Dios saca un plan perfecto. Maravilloso. La clave es no desesperarse. Estas duras experiencias, que vive Miguel, serán de gran ayuda a su proyecto futuro. Tiene una vida por delante para alcanzar sus metas. Es cuestión de meter a Dios en todos los planes... ¡Y dejarlo actuar!.
Santo Domingo, R.D., sábado, 26 de marzo de 2011.
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