jueves, 7 de abril de 2011

Leonel, la ración del boa y los peligros del poder

El Bulevar de la vida
PABLO MCKINNEY

“El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!” José Martí

Son los peligros del poder.

Hablo de los celos que genera en los poderes facticos de la nación, la acumulación de poder político en manos de un partido y prácticamente en manos de un solo hombre.

Celos por el poder del otro, aunque haya sido obtenido democráticamente, voto a voto, promesa a promesa.

Hablo de votos que otorgan un poder popular y hasta cristiano a quien lo recibe, pues la voz del pueblo es la voz de Dios,  aunque es curioso el ateísmo coyuntural de ciertos sectores negados a escuchar la voz del marido de la María Magdalena, hijo de un carpintero de Belén, según mis fuentes.  

Entonces, no andábamos tan perdidos, cuando advertíamos al PLD y personalmente a su Presidente, que podrían morir de éxitos por la impunidad que se respira en su gobierno y por la ineficiencia y la arrogancia de ciertos funcionarios "restavotos" de su administración; es verdad, pero también y sobre todo por los celos, malditos celos, que entre ciertas élites económicas genera la acumulación de tanto poder democráticamente obtenido, pero poder al fin, en moradas manos.

Esto es lo que explica los discursos de tsunami y cataclismo que hablan ya hasta de de golpe de estado constitucional, y presentan a Leonel “como un dictador que conceptualiza”, o “un decente tirano capaz de mentir en tres idiomas.” ¡Así no se puede! La decencia no se responde con faltas de respeto.

Peña y Leonel, cada uno en su momento, han tenido razón: a las democracias les conviene el equilibro en los poderes del Estado. Si el PLD gobierna en Palacio, que la oposición controle el Congreso. Pero también, es importante la creación de una alternativa política a quien detente el Ejecutivo. Uno de nuestros problemas es precisamente esa ausencia.

Mientras más conozco a los hombres más quiero a mi perro, se decía en Atenas; así, para encontrarle méritos a un gobierno basta compararlo con otro mucho peor. Grandes éxitos electorales de unos, tienen mucho que ver con repetidos fracasos de otros. Hagan memoria.

Todo parece indicar, que ante la variedad, virulencia y eficiencia mediática de los  ataques; ante el mal momento económico y de popularidad del gobierno, el Presidente Leonel aumentará “la ración del boa” y repartirá el pastel. Así ha sido desde Horacio Vásquezo hasta ayer, como a las once. Tan así ha sido, que en 1963, un maestro vegano intentó, con el poder delegado de los hijos de esta patria, imponer la dignidad y la honradez sobre la traición y la corrupción de las élites políticas, económicas, imperiales y militares del país, y le tumbaron el gobierno en siete meses, y todos sabemos quiénes.

Leonel, que es pragmático como un bombero y frío como los amores  vencidos por la rutina y el tedio, cederá a las tácitas demandas. No tengo dudas. El hombre es el estilo, es difícil argumentar contra el éxito, me advirtió otro Leo, pero banilejo. Pero queda aquí la advertencia. 

En el campo cibaeño, años felices en ISA, me enseñaron que para “hacer espumas” un hombre tiene que detenerse a mear, o sea, a hacer campaña, besar niños famélicos, fajarse a conquistar el voto de la “chusma ágrafa y monosilábica” que “piensa con faltas de ortografía”, sí, pero sin la cual no se ganan elecciones, ni el legal ni el legítimo derecho a presidir el Ejecutivo o controlar elLlegislativo, en fin, derecho a gobernar un país. 

Esa sí es la esencia de la democracia representativa que disfrutamos o padecemos. Ustedes dirán.

Santo Domingo, R.D., jueves, 07 de abril de 2011.

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