martes, 5 de abril de 2011

Ojos de economista


Presencia económica//
DANIEL GUERRERO

La economía no es una ciencia exclusiva para mentes privilegiadas.

Lo cierto del caso es que la economía es “un asunto más simple de lo que suele parecer, pero los economistas han creado un lenguaje complicado y abigarrado para que parezca más difícil de lo que  en realidad”, según refiere el investigador venezolano José Luis Cordeiro en su obra “¿Pesos o dólares?” (2001).

Se reconoce que desde el punto de vista académico, como ciencia que se imparte en las universidades de todo el globo terráqueo, la ciencia económica apenas sobrepasa los 235 años de vida.

Fue  a partir de la publicación  de “La riqueza de las naciones” (1776) por parte del profesor británico de filosofía Adam Smith (1723-1790) que  se evidenció la necesidad de ocuparte como Dios manda del estudio de los problemas económicos.

Desde entonces, miles y miles de hombres y mujeres acuden a las aulas de los centros de superior  busca del saber científico acumulado en la economía, pero nadie puede atribuirse la posesión del dominio universal de esos imprescindibles conocimientos.

Arthur Cecil Pigou.

Porque ocurre que tanto un mecánico, como un empleado, una ama de casa, un empresario o un político del patio son actores directos en el desempeño de la economía nacional. En realidad son los hacedores de actividades productivas, comerciales, financieras... 

El papel de los economistas y los gobernantes debe estar cimentado en la búsqueda del bienestar general  de la sociedad, sobre todo de los sectores que se encuentran en peores condiciones de desigualdad económico-social.

Arthur Cecil Pigou (1877-1959), renombrado economista británico, escribió en su obra Economía del Bienestar (1929)  temas tan trascendentes como la economía del bienestar y los problemas del subempleo. En efecto, no vaciló en sentenciar: “el principal motivo del análisis económico es contribuir a la mejora social”.

En tal virtud, se hace necesario auspiciar la divulgación de ideas económicas que contribuyan a elevar el grado de conciencia social para comprender la grave crisis productiva, comercial y financiera que afecta a la economía mundial.

 Es verdad que cada ciencia goza de un vocabulario especializado para el análisis de los fenómenos que forman su objeto de estudio, pero nunca será suficiente en sostener la necesidad de socializar los conocimientos mediante el uso del lenguaje cotidiano.

Ocurre que en los actuales momentos la economía mundial transita por una lenta e incierta fase de recuperación tras la Gran Recesión (2007-2009) que tuvo su escenario dentro de la geografía económica norteamericana y que se proyecto al resto de los países desarrollados y subdesarrollados.

La necesidad de crear mecanismos reguladores de los mercados financieros internacionales, dejando atrás el sacrosanto culto a la mano invisible del mercado, obliga a tomar conocimiento de las causas y efectos de los fenómenos económicos.
Santo Domingo, R.D., martes, 05 de abril de 2011.

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