Danilo Cruz Pichardo
El Partido Revolucionario Dominicano no puede distraerse pensando en la aplastante mayoría que tiene su adversario político en la Junta Central Electoral y en el Tribunal Superior Electoral. Hay que acudir al certamen bajo la hipótesis de que es el peor escenario, de que esos órganos los componen miembros del Comité Político.
Posiblemente se perdió tiempo discutiendo sobre el centro de cómputos, porque el problema no es Franklin Frías ni Roberto Rosario. Ninguno de los dos tiene estatura para crear una crisis nacional. “Nunca respondas al perro que te ladra”, respóndele directamente al dueño, al responsable, que en este caso es Leonel Fernández.
Mientras se estuvo barajando salida al centro de cómputos de la JCE, la respuesta de Leonel Fernández fue crear un TSE cuyos miembros son reconocidos adversarios del PRD, por un lado, y activistas fanáticos del oficialismo, por otro lado. ¿Cuál debía ser la respuesta, entonces?
Si el suscrito fuera Hipólito Mejía, la estrategia estuviera basada en un plan A y uno B. Plan A: ir a las elecciones a ganar, conforme a los datos que revelan todas las encuestas de opinión que cumplen con cierto rigor científico; y B: basarme en el pueblo y en los militares democráticos para impedir un eventual fraude, al tiempo de mantener avisada a la comunidad internacional, tal como se hizo en 1978.
Las malas señales que viene dando Leonel Fernández, son motivo para que cada militante del PRD se dote de un fusil, en vez de estar pensando en los cargos públicos. En las posiciones del Estado se piensa después de ganar los comicios, en el período de transición.
Un reproche es lo menos que merece una persona que le hable al candidato del cargo que aspira ocupar. Es una imprudencia. El momento lo que demanda es trabajo y sacrificio.
Y el sacrificio debía de involucrar hasta la propia vida para evitar una dictadura, que es lo que vendría si pacientemente el PRD se queda de brazos cruzados ante un eventual fraude electoral del gobierno, que en este proceso electoral es juez y parte.
Santo Domingo, R.D., jueves, 12 de enero de 2012.
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