Editorial
El Nacional
Al cumplirse hoy dos años del terremoto que destruyó gran parte de Haití y causó más de 300 mil muertos, la secuela de esa tragedia lacera todavía a millones de damnificados que malviven con la incertidumbre de no saber dónde guarecerse ni qué comer cada día, como si quisiera perpetuarse en el tiempo tan lastimoso drama que no ha llegado a conmover a grandes metrópolis.
El sismo de 7.0 grados en la escala de Richter, con epicentro a 15 kilómetros de Puerto Príncipe, echó abajo la modesta infraestructura de la capital haitiana y de ciudades adyacentes. Incluidas viviendas, edificios públicos, iglesias, carreteras, hospitales y obras hidráulicas.
El entonces primer ministro Jean Max Bellerive informó que a causa del terremoto perecieron 316 mil personas, que otras 350 mil sufrieron heridas y que un millón 500 mil quedaron sin hogar, lo que se considera una de las catástrofes humanitarias más graves en la historia moderna.
A dos años de esa tragedia acaecida en el lado oeste de la Isla Hispaniola, la comunidad internacional no ha cumplido ni mínimamente con la promesa de erogar cuatro mil 600 millones de dólares en un vasto programa de reconstrucción de Haití.
Aunque se han contratado obras por un valor equivalente al 47 por ciento del monto prometido, se ha desembolsado menos de un 20 por ciento, lo que indica que los recursos llegan a Haití a cuentagotas, inversamente proporcional al agravamiento de los males causados por el sismo.
Se resalta que en adición al desastre sismológico, Haití todavía padece los efectos de la epidemia de cólera que causó más de siete mil muertos y afectó a medio millón de personas, lo que asemeja el drama haitiano a los infernales episodios de la Divina Comedia.
De justicia es resaltar que República Dominicana ha cumplido con su deber y obligación de asistir a sus atribulados vecinos, a los que ha ofrecido en todo momento el aliento de una solidaridad sincera y compartido en términos materiales lo poco de que se dispone, como la entrega hoy a las autoridades haitianas de una Universidad construida por el Gobierno dominicano.
A dos años de ser asolada por un cruento terremoto, Haití todavía cuenta a sus muertos, asiste a sus heridos, recoge escombros y aguarda por una prometida ayuda que ha tardado mucho, tanto como ancha y angosta ha sido la indiferencia de la comunidad internacional ante el sufrimiento de ese pueblo protagonista de la primera emancipación e independencia de América.
Santo Domingo, R.D., jueves, 12 de enero de 2012.
http://www.presenciadigitalrd.blogspot.com/opinion/2012/01/12/Por-Haiti
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