Eduardo Álvarez
Persiste un reformismo autentico, expresado en las masas reducida, que cuestionan la calidad de un par de funcionarios del gobierno, empleados apenas en la tarea de reducir ceñir al PRSC a sus intereses, ignorando a los verdaderos dirigentes intermedios y miembros de las bases.
Carlos Morales no tiene el respaldo que le permitan guiar a los reformistas. Ha sido “apoderado” para decidir un pacto anunciado, apenas con el mandato de un centenar de cónsules, embajadores y otros empleados de la Cancillería. Amable Aristy, Ito Bisonó. William Caram y Frank Martínez no lo endosaron.
Los reformistas echan de menos la confianza y fortaleza que encontraron en Balaguer. Por tanto, se han ido apartando de la cúpula, buscando respuesta en otras fuerzas que los representen. Es un fenómeno que se produce en todo el país, en grandes, medianos y pequeños centros urbanos.
Hipólito Mejía ha estado recibiendo el respaldo de estos dirigentes en decenas de comunidades del interior y barrios de la Capital. Hay informes confiables sobre el acercamiento de senador Amable Aristy y otros líderes del PRSC al candidato del PRD.
Aristy es el reformista con más votos, y por tanto, uno de los pocos dirigente orgánico, superando con mucho a la docena de aliados de Carlos Morales, cuyo poder de convocatoria no va más allá de sus empleados. Lo mismo puede decirse de los líderes comunitarios y barriales, responsables de los años de gloria encarnados en el desaparecido presidente Balaguer.
Sin otra tarea, que no sea la de medrar al lado el poder, carecen del ejercicio político que concita apoyo en las bases. Ito Bisonó y Frank Martínez ganan espacio y simpatía en tanto sostienen una posición digna, apegada a los intereses de las mayorías.
Cabe mencionar aquí las presiones que ejerce el PLD sobre el senador de La Altagracia, a los fines de evitar un respaldo público a favor de Hipólito Mejía. Hablan con tal desparpajo sobre presuntos escarceos contables en la Liga Municipal y el ayuntamiento de Higüey, que uno tiene que preguntarse si la Cámara de Cuentas y la Contraloría de República son medios de extorsión u organismos destinados a cuidar el uso de los fondos del Estado.
Este debería ser un cuestionamiento fuera de lugar, pero no lo es. Triste realidad que tenemos que vivir los dominicanos, esa de ver y aceptar la corrupción y el chantaje desde gobierno, como una cosa natural. Un tema que ni siquiera se discute en otras sociedades, lo cual significa que debemos avanzar en materia de transparencia e institucionalidad.
Santo Domingo, R.D., miércoles, 18 de enero de 2012.
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