Danilo Cruz Pichardo
Tengo 25 años escribiendo artículos periodísticos y en ese trayecto nunca me he referido a un comunicador social para difamarlo e injuriarlo, no sólo porque estaría violando la ley 6132 sino porque es una falta de ética. Regularmente abordo temas de interés nacional, no particular, pero hoy haré la excepción para apelar al derecho a réplica que me otorga el numeral 4, del Art. 49, de la Constitución de la República, para responder a un colaborador de este diario, que el lunes 16 usó términos peyorativos hacia mi persona.
Leí su trabajo detenidamente. Exhibe dispersión al abordar los temas, llamando poderosamente la atención el excesivo uso de signos de puntuación, algunos colocados incorrectamente. Lo demuestro.
Pero es un asunto de forma, que quizás sea lo menos importante, lo que habría que destacar es la inmensidad de adjetivos denigrantes hacia el buen nombre de la persona. Al suscrito, por ejemplo, llama sujeto, loco y descerebrado, entre otros calificativos no menos despectivos, por el hecho de llamar a los perredeístas a defender el voto en cualquier escenario, en artículo que publiqué el jueves 12 en el vespertino El Nacional.
He sostenido, en múltiples oportunidades, que el presente gobierno es el más corrupto que registre la historia social dominicana. Las fortunas económicas de muchos funcionarios públicos compiten con las de empresarios que tienen 40 años trabajando. ¡Válgame Dios! Y es el propio Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial que confirma esa tesis.
Y para garantizar su impunidad, ante un eventual cambio de gobierno, Leonel Fernández se hace un traje a la medida con la designación de los miembros de los nuevos poderes públicos. En medio de un impasse por el centro de cómputos de la JCE, la respuesta del jefe de Estado fue formar un TSE de adversarios del PRD, en unos casos, y activistas fanáticos del PLD, en otros casos. Las intenciones de desconocer un eventual triunfo. La democracia, mundialmente, descansa en el sufragio, como bien sostiene José Ortega y Gasset. Vulnerar la decisión de un pueblo es crear una crisis, en la que el PRD no puede quedarse de brazos cruzados. ¿Podría llamárseles locos descerebrados a todos aquellos que han muerto defendiendo la democracia dominicana? ¿Caamaño y Manolo, que murieron con fusiles en manos, eran locos? Sólo a un renegado marxista se le ocurre tal disparate.
Alguien me aconsejó que no conteste al Roedor (partiendo del nombre el perfil se definiría fácil), pero posiblemente hay otra persona detrás, a la que sí le respondería oportunamente, porque no evado debate. No tengo dinero, en 30 años que llevo como servidor de la UASD, mi única fortuna ha sido la procreación de mis 7 hijos.
Nunca he estado envuelto en escándalo de ningún tipo. De las instituciones públicas se han publicado decenas de auditorías, de las que han salido a relucir los nombres de centenares de comunicadores sociales. Mi nombre no ha aparecido ni aparecerá jamás. Nadie tampoco ha tenido la osadía de acusarme de actuaciones indecorosas, prácticas comunes en todos los ámbitos, incluyendo el periodístico, pero suelo respetar los gustos y preferencias de los demás.
Santo Domingo, R.D., jueves, 19 de enero de 2012.
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