domingo, 8 de abril de 2012

Glotonería política



Adolfo Pérez de León

En los últimos días hemos sido testigos del ánimo insaciable de un reducido grupo de dirigentes políticos que han tenido la determinación de constituirse en un proyecto de poder hegemónico valiéndose del Estado. El poder por el poder mismo degenera en prácticas autoritarias que justifican cualquier cosa para obtenerlo. Cuando se entra en esta lógica la lucha política olvida la ley y se construye desde la trampa. Así, los recursos que deberían ser destinados a soluciones a los incontables y enormes problemas de los dominicanos, son desviados con el fin de constituir patrimonios al servicio de esa búsqueda desenfrenada.

¿Poder para qué? El Partido de la Liberación Dominicana se ha agenciado el control de todos los estamentos institucionales en nuestro país, sin un sentido crítico, sin objetivos. Los discursos erráticos del presidente así lo manifiestan. Nos venden ilusiones por las que no votamos. Nos presentan logros que no son tales. Y al final vemos un panorama: han estado al frente de todos los espacios de poder y los han utilizado para un único objetivo: acrecentar el propio poder.

Podemos afirmar que el 20 de mayo tenemos dos opciones: seguir acrecentando ese poder desde el cual el oficialismo no ha hecho otra cosa que servirse y abusar. O, por el contrario, dar la oportunidad a un candidato que ha aprendido de sus propios errores y que, cuando estuvo en el poder, dio muestras de ser un hombre bien intencionado y firme, pero que hoy tiene una agenda distinta, diferenciada y de compromiso.

La opción que presenta el Partido Revolucionario Dominicano es la combinación del pasado que trajo las principales reformas democráticas al país y la innovación anclada en lo mejor de ese pasado. Se trata de dos profesionales que creen en los valores que fundamentan la convivencia, en la familia, en el derecho de los dominicanos a una vida mejor. Es ese el compromiso que asumió la boleta del PRD al integrar sus candidatos en una unión que conecta con los jóvenes y con las mujeres desde la comprensión de sus necesidades más hondas. Hipólito Mejía y Luís Abinader conocen el éxito a partir del trabajo sacrificado. Saben qué hay que hacer para que el crecimiento vea frutos en desarrollo. Saben que para distribuir mejor hay que producir, saben que para crecer mejor hay que exportar. Saben que hace falta mucho para que nuestro país pueda decir que marcha hacia adelante y quieren hacerlo.

Nosotros, desde la firme convicción de que hay que recobrar las sonrisas de los dominicanos, estaremos dispuestos a servir en todo momento para que eso sea posible. Desde la calle, en las instituciones, en los clubes. Donde quiera estaremos llevando  el mensaje de cambio. Porque creemos que todavía es posible mejorar. Porque no creemos en el Estado como un instrumento para hacer daño. Conocemos bien el rol regulador del Estado. No creemos en un Estado que participa de las ganancias de los sectores que regula. No creemos en el Estado que quiere desplazar al sector privado. Creemos en un Estado dinámico, activo, atento, pero siempre limitado a su rol de propiciador de mejores condiciones.

En nuestro país el voto tiene un significado mayor. Mucho sacrificio ha costado obtener el derecho y conservarlo a través del tiempo. Cuando nos paramos ante la urna, los ciudadanos no estamos echando un papel marcado en una caja. Estamos frente una decisión que históricamente nos negaron. Una decisión que costó mucha sangre y mucho dolor a los nuestros. Por eso, es muy importante tener en cuenta el valor del voto a la hora de decidir. Este artículo busca ser un llamado a la reflexión y a la cordura a la hora de ejercer el voto. El país requiere de votantes que piensen su voto en perspectiva y no por el furor de los colores y el ruido. Condenemos la glotonería política, votemos por Hipólito Mejía y Luís Abinader. Se trata del futuro de nuestro país. (El autor es Ingeniero industrial y dirigente del PRD).

Santo Domingo, R.D., domingo, 08 de abril de 2012.

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