miércoles, 2 de mayo de 2012

El poder destructivo de esta campaña


Nunca un gobierno había hecho tanto dispendio de recursos

CÉSAR PÉREZ 

En nuestro país, la queja más generalizada contra las elecciones presidenciales es por las dilatadas las campañas, la parálisis que ésta produce en el discurrir del tren administrativo del Estado, su impacto negativo en el desenvolvimiento de la generalidad de las actividades económicas, lo perniciosas que resultan para el normal desarrollo de la vida cotidiana y el dispendio de dinero del contribuyente que en ella se invierten.

La presente, como ninguna otra, ha incrementado la tendencia hacia la fragmentación de la sociedad dominicana, ha potenciado la propensión a la intolerancia y debilitado los lazos de la sociabilidad. Esa circunstancia agudiza nuestra inveterada incapacidad de diseñar e impulsar proyectos colectivos, haciendo que cada vez sea más largo el camino hacia la construcción de una conciencia de nación.

En estos comicios, como en ningún otro, se ha evidenciado la amplitud de la corrupción en que discurre la vida política y social de nuestro país; nunca un gobierno había hecho tanto dispendio de recursos, ni jamás se había visto tanta gente apoyando ese abuso, justificándose con el argumento de la libertad de opción política, algo que, en este caso, constituye una expresión de la corrupción, del cinismo político y del relativismo moral y ético que nos corroe como sociedad y como singulares individuos. 

Este proceso electoral lo ha viciado todo, ha potenciado nuestras miserias: humanas y materiales, sobre todo, la miseria de una importante franja de la clase política. Hemos visto cómo sectores del PLD, que anteriormente se descalifican entre sí con los más hirientes calificativos, hoy se encuentran amalgamados y unidos en torno a la conservación del poder y en la otra trinchera, sectores del PRD, metidos dentro de su Caballo de Troya reciben abiertamente toda suerte de recursos de parte del gobierno para mantener la división al interior de esa organización, tratando de impedir el triunfo del candidato de su partido.

La toma de posición en torno a determinadas candidaturas es motivo de división, de confrontación, de descalificación, de chismes aviesos que rompen viejas relaciones interpersonales y familiares. Por otro lado, esa suerte de vocación divisionista,  suicida y fratricida de sectores de la izquierda, se ha visto exacerbada por los egos de algunos auto percibidos mesías, acentuando la incapacidad de esos sectores de alcanzar objetivos políticos con indicadores medibles.

En estos comicios es mucho lo que está en juego, de eso bastante se ha dicho y escrito, pero debe haber un mínimo de racionalidad que nos permita comprender que ningún proyecto de nación puede construirse sobre la base de una calculada exacerbación de las naturales diferencias que en ella puedan existir. Podría ser válido para todas las partes, pero está claro que, en este caso, los principales fomentadores de la fractura social son el presente gobierno y sus allegados.

Esa fractura, fomentada desde el poder, en el fondo acentúan el individualismo, la postración, la permisividad y la indiferencia social, que unidos a las tantas carencias de este pueblo, pueden desembocar en explosiones de violencias incontroladas. El tipo de campaña del presente gobierno/partido, para mantenerse en el poder, conduce hacia una paralizante disgregación social o hacia formas abiertas o soterradas de violencias.

Santo Domingo, R.D., miércoles, 02 de mayo de 2012.

No hay comentarios:

Translate