al hombre capaz de dar buenos consejos a su Patria”.
ESTO PIENSO, ESTO CREO
Rafael R. Ramírez Ferreira
Las verdades y realidades que arropan nuestra infeliz existencia, diciéndolo con propiedad, es decir, con el conocimiento y moral que no se me puede arrebatar, al menos que no sea por presión malsana que sería lo mismo decir, por una injusticia, puedo asegurar que ya no existen indelicadezas e indolencias que no se hayan convertido en pura rutina, para nuestro diario vivir.
Cada cual es víctima de ciertos infortunios y carece de posesiones, que se convierten en suficientes motivos para ser tratados como añafea. Cientos de miles de dólares y pesos, gastados para inflar egos, en diabluras e indelicadezas políticas, mientras el hambre, la suciedad e inseguridad, arrastran a los brazos de la muerte, a todos aquellos que solo son considerados como despojos después de haberle servido a la nación por décadas, por no decir toda una vida y a todos aquellos cuya mayor fortuna estriba en su voto, claro, solo en tiempos de campaña.
Que un segundo teniente (p) del “glorioso” Ejército Nacional, con setenta y dos años de edad, tenga que humillarse en busca de ayuda para no quedar postrado, paralítico en una cama, mientras los jefes despelotan millones para sus “acciones cívicas”, más para su bienestar que para quienes supuestamente van destinadas y como los políticos o, peor que ellos, repartan canastillas a las parturientas y hasta para aquellas que aún no están en esas condiciones, todo esto es familiar, pura rutina, desvergonzado clientelismo e indolencia extrema.
Cosas Veredes, graves o no, que ya son pura cotidianidad. Mientras los políticos continúan, uniformados o no, adjuntos a determinados ejecutivos o directores de empresas del Estado, por demás, expertos, al igual que los leguleyos, en el arte de utilizar la polisemia para el engaño y la justificación de todo lo que es injustificable, mediante el uso de metáforas y metonimias para proseguir a todo galope haciendo el ridículo, empleando una retórica vacua, para mentir, engañar y burlarse a la vez de este pueblo, todo para justificar su mediocre desempeño al frente de la institución que le corresponde dirigir, no es extraño, es pura rutina.
Por decir algo, quizás como ejemplo; las anodinas, vulgares y desvergonzadas justificaciones, provenientes del área de los “amemaos”, tráficos, o como a usted le dé la gana de nombrarlos. Porque si en este país hay un organismo para poner como ejemplo de degradación e ineficiencia, no creo que exista una mejor. La misma que llego a caracterizarse por ser todo lo contrario, hoy, solo es, si es que llega a ser… Una cosa.
Podría, inclusive, dentro de estas cosas Veredes y variadas preguntar; ¿puede nuestro país adquirir la autarquía en su abastecimiento alimenticio, sin recurrir a importaciones masivas y abusivas de alimentos, sean crudos o procesados? ¡Claro que sí!, siempre y cuando quien dirija el Ministerio de Agricultura sea un profesional del ramo y no un dirigente político que fomente e incite a importaciones, que solo contribuyen a hacer más rico a un grupito, en perjuicio de las grandes masas y de los que en verdad son agricultores.
Impuestos a tierras baldías, ¡qué bien! Y vuelvo a decir, claro, para todo aquel que no conozca lo que es el campo, los sacrificios que significa sembrar para que cuando esté la cosecha, un minis-trazo, inunde el mercado y los productores se vayan al carajo, arrastrando al fracaso, al pendejo que durante meses invirtió recursos y sudores y que por una firma, se va a la ruina, llevándose a lo incierto el presente y futuro de su familia.
Mientras tanto, el firmante se hace “líder”, popular, bueno incentivando el populismo bandolero y llenando sus bolsillos de algo más que hojas de lechuga. Siendo el real problema, que no aparezca quien le ponga freno, porque al fin y al cabo, se convierte en un zar o pequeño Dios, al que nadie puede tocar. Por esto considero cierto que demasiados dioses malogran lo divino, ya que demasiados dioses, entierran en la inoperancia y el olvido al Dios que verdaderamente importa. “Pal que quiera entender lo entienda y el que no, “me se importa”. ¡Sí, señor!
Santo Domingo, R.D., sabado, 30 de junio de 2012.
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