Elsa Peña Nadal
“Si señas valen”, Danilo comenzó con buen pie con ese discurso de juramentación; o mejor dicho, entró a Palacio con el pie derecho. Y esta es la percepción generalizada de la gente común y sencilla- dentro de la cual me incluyo - que quiere lo mejor para este país.
Fue un discurso esperanzador, motivacional, positivo, proactivo y convincente, pues su programa de gobierno apunta al logro de la dignificación de la persona humana.
Entre todos los temas importantes que el nuevo mandatario toco, y fueron varios, me gusto el énfasis que puso en la educación, en el combate a la pobreza y a la corrupción. Un discurso que apunta a un cambio de prioridades con énfasis en las políticas publicas, en la reorientación del gasto y en la inversión para revertir el modelo de gobierno que hasta ahora hemos tenido.
Los analistas políticos, los economistas, los empresarios y la oposición, se encargaran ahora del análisis del discurso del nuevo mandatario. Yo me limito a decir que a mi me lleno de esperanzas y expectativas en la posibilidad de un cambio de rumbo en este país.
Porque soy persona de fe y optimista; porque prefiero ver el vaso medio lleno y no medio vacio; porque creo que unidos podemos impulsar a este país, y pruebas al canto son la aprobación del 4% para la educación, lograda con el coraje y la perseverancia de Coalición Digna que concito el apoyo de grandes sectores de la población, y también con el éxito de la lucha en defensa de los Haitises en contra de la instalación de una cementera en su cercanía.
El presidente Danilo Medina pronuncia su discurso inaugural; a su lado, el presidente Leonel Fernández escucha absorto las palabras de su sucesor.
Con ese mismo espíritu podremos enfrentar todos los retos que tenemos por delante para saldar las deudas sociales que arrastra nuestro pueblo.
En este momento prefiero apostar a un cambio de rumbo; ponerle ganas al optimismo; confiar en las potencialidades de mi pueblo y no buscarle cuatro patas al gato preguntándome ahora que de dónde sacara Danilo el dinero requerido para cumplir con su programa de gobierno si ha heredado un país en ruinas, endeudado y con las arcas vacías; tampoco cuestionare la composición del nuevo gabinete, aunque admito que en un primer momento nos dio un bajón en el entusiasmo.
Esa es su responsabilidad y su gran reto como gobernante. Si había dinero suficiente para derrochar en un gasto publico excesivo y en obras no prioritarias; si había para enriquecer a unos cuantos vividores políticos y empresarios y a “periodistas” de pacotilla y para engrosar cuentas bancarias en el exterior, yo confío en que Danilo Medina sabrá como usar las tijeras y en donde meter las manos para no sacarlas vacías. Pero además, confío en su capacidad para crear nuevas fuentes de ingreso público.
En esta parte de su discurso reconoce el descontento y la falta de fe del pueblo dominicano; situación en la que nos ha puesto a todos el gobierno que hoy él sustituye: “Queremos entusiasmar, queremos motivar, queremos comprometer a todos los sectores y eso sólo será posible si mostramos decisión y voluntad de cambio sobre las prácticas del Estado”.
Danilo Medina Sanchez, su esposa la doctora Cándida (Candy) Montilla de Sanchez, psicóloga (están casados desde 1987) y sus hijas Sibely (economista, graduada Cum Laude en Economía de la PUCMM y de Finanzas en Rochester Institute of Technology), Vanessa (licenciada en Derecho, de la PUCMM) y Ana Paula, estudiante de Medicina.
“En la familia, en las relaciones humanas y en la política, el ejemplo es el acta de fe fundamental.”
“Yo que siempre he sido un jefe de familia amantísimo, pero exigente, seré un jefe de estado firme, austero, pero amoroso. “Amoroso con los buenos, los honestos y los humildes. Implacable con los deshonestos, los oportunistas, y los soberbios.”
Vamos a tomarle la palabra al presidente Medina. ¿Por qué no creerle a un hombre que ha dicho que “Dios es testigo de mi sinceridad. Mi guía será aquella frase del Evangelio: “Por sus frutos los conoceréis”. Por eso, desde ahora, hablarán los hechos”?.
(A mi, particularmente, me entusiasma creer que ya se acabo el bla bla bla, tan ofensivo a la inteligencia de los dominicanos, que nos presentaba una realidad contraria a la que estábamos viviendo; y ese ofensivo “e’palante que vamos” cuando teníamos la espalda donde debía ir el frente)
Como dijera alguien:”Para realizar los sueños, primero hay que soñarlos”. Pero hasta para soñar hay que ser valiente. ¡Y yo lo soy!
Medina y el presidente Juan Manuel Santos Calderón, de Colombia.
Cada ciudadano debe poner su grano de arena sin importar bandería política para coadyuvar a que el nuevo presidente y su equipo puedan cumplir con sus promesas de campaña, ahora convertidas en programa de gobierno.
Al nuevo Presidente hay que darle la acostumbrada tregua de los cien días y esperar a ver que mas se trae debajo de la manga, porque si bien sus palabras fueron un claro indicador del camino que se propone seguir, no puede en un solo discurso abarcar el cómo, el dónde, el con qué y hasta el cuándo y el con quienes.
Olvidamos que cuando hay un nuevo capitán en la nave, todos los marineros tienen que someterse a sus reglas, y también que “la carga se acoteja en el camino”. Y el que no se someta, esperemos que sea tirado por la borda. Además, aún nos queda todo por ver de “lo que nunca se hizo”.
Por eso, yo quiero darme el lujo de tener expectativas en un mejor destino para este país y en el gobierno recién instalado, y aunque en las pasadas elecciones el numero que jugué salió pelado, si Danilo cumple lo que prometió en su discurso y ante la tumba de Juan Bosch, me sentiré mas que ganadora porque nunca he puesto mis intereses particulares por encima de los de la mayoría del pueblo dominicano.
En su primer día en Palacio como presidente de la Republica, Danilo Medina posa junto a la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández y parte de los funcionarios recién designados.
Confiada en que Dios esta en control, aprecio que estemos comenzando a dar un giro para dejar atrás el reino de los prepotentes y cínicos, de los déspotas, corruptos e insensibles para que podamos poner fin a tanta miseria e inseguridad, a tanta impunidad; injusticia, desesperanza y frustración social.
Y si este gobierno resultare ser mas de lo mismo, aunque hay señales indicadoras de lo contrario, yo seguiré haciendo lo que se hacer y he venido haciendo durante toda mi vida; con menos fuerzas por razones de mi edad pero con mas sabiduría y convicción por esa misma razón.
Pero repito, apostare a la esperanza, a la confianza, a la humildad y a la buena fe que percibí en las palabras de Medina.
¡Qué Dios bendiga, ilumine y guie a las nuevas autoridades y también a los líderes de la oposición! ¡Qué Danilo Medina pueda cumplir con todas y cada una de las acciones anunciadas en su discurso, contando con el apoyo, la vigilancia, la buena voluntad y la crítica constructiva de los y las dominicanas de bien; y que reciba, junto a su esposa, hijas y familiares, nuestras sinceras felicitaciones! ¡Manos a la obra!
Santo Domingo, R.D., viernes, 17 de agosto de 2012.
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