FEDERICO HENRÍQUEZ GRATEREAUX
Se ha dicho mucho que la vida intelectual de hoy
padece una profunda crisis; que la
educación y el trabajo ordinarios no estimulan la creatividad intelectual en
nuestro tiempo. La rutina y las
máquinas, las aglomeraciones de las ciudades, conspiran contra los observadores
rigurosos. Los contempladores son
empujados a entrar en el vagón del tren antes de que cierre la puerta
automática. Si tienen un descuido les
pueden robar la cartera. Todo ha de ser
rápido. -¡Dígalo en pocas palabras! -¡No hay tiempo para
escuchar discursos! Estas consignas nos llevan al mini-mensaje, el
micro-relato, al comprimido intelectual.
Los “espacios” televisivos se cotizan por minutos.
Los
escritores ya no pueden escribir largos artículos en las páginas de opinión de
los diarios. ¿Cuánto cuesta imprimir una página a colores? Deportes, economía,
espectáculos, son secciones de los periódicos con muchos lectores y
anunciantes. Tal vez logren “costear la
sobrevivencia” frente a las “amenazas digitales”. Las nuevas tecnologías de comunicación son
sumamente eficaces para la economía, la política, los entretenimientos
audio-visuales. Las modelos que aparecen en los periódicos no mueven las
caderas como lo hacen las de Internet”.
Los políticos desalojados del poder actúan a través de “Twitter o
“Facebook”. Para la poesía y la
literatura quedan los reductos del “blog”, la página-web.
Sir Rabindranath Tagore (Calcuta el 7 de mayo de 1861 / Santiniketan el 7 de agosto de 1941.
Los
escritores han escrito sobre tablas de arcilla o de madera, han grabado
palabras encima de bloques de piedra, en
papiros y pellejos de cuadrúpedos. Los
monjes medievales copiaban a mano textos
antiguos en papeles de todas clases.
El invento de Gutenberg permitió que el libro viajara por el mundo
entero. Los escritores escriben “de las
catorce mil maneras”; se las ingenian para seguir escribiendo con cualquier
método: con plumas de ganso, estilográficas, bolígrafos, máquinas de escribir,
“laptops”.
Es posible
que en lo futuro algunos escritores establezcan “logias” para leer secretamente
textos rechazados, considerados “perniciosos” por “las redes sociales”. Hace
años un escritor norteamericano propuso regresar al cine mudo, a una pantalla
con leyendas, para que la literatura pudiera ser disfrutada en “grupos
reunidos”, no en grupos dispersos. La vida
intelectual continuará; igual que en los tiempos de Salomón, en Jonia o en
Atenas, durante el Renacimiento o el romanticismo; pero con nuevos medios de
transmisión.
Santo Domingo, R.D., lunes, 20 de agosto de 2012.
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