martes, 27 de abril de 2010

¿Congreso del progreso?




Pedro P. Yermenos Forastieri

Analizar la funcionalidad del congreso, supone partir de sus atribuciones fundamentales. Estas son las de representar a los electores; las legislativas propiamente dichas y las de fiscalizar la asignación, distribución y uso de fondos públicos.

Las posibilidades de ejercer con eficacia esas funciones primordiales son proporcionales al equilibrio de fuerzas representadas en el congreso. El dominio hegemónico de un litoral partidario desnaturaliza la razón de ser de este Poder del Estado y lo conduce a una especie de fusión con el Ejecutivo si ambos sustentos partidarios coinciden, o a un entorpecimiento irracional si quien predomina es la oposición. El balance fuerza a consensos que se traducen en una consolidación del juego democrático. En esa necesidad de negociación permanente radica la esencia del congreso.

Leonel Fernandez, presidente de la Republica

El PLD y sus aliados sustentaron su campaña en las elecciones del 2006 en la premisa de que el país necesitaba un congreso para el progreso. Los resultados fueron excelentes. Los electores les concedieron amplia mayoría en el Senado y una cómoda ventaja en la Cámara de Diputados.

Hoy, a cuatro años de aquella solicitud a un electorado seducido por el ardid de un bienestar que no le ha correspondido, estamos en condiciones de evaluar si este congreso ha resultado o no del progreso. ¿Ha cumplido con esas misiones intransferibles?

¿Ha sido un equilibrio para el funcionamiento de los poderes públicos y su ejercicio independiente?

Julio Cesar Valentin, presidente Camara de Diputados

El análisis que se haga desde estas perspectivas, conduce a concluir que el dominio en favor del PLD que ha caracterizado al congreso, ha sido pernicioso, más que por el partido en sí mismo, por el vicio natural que implica la hegemonía. Las Cámaras deben ser un escenario de diversidad.

Reynaldo Pared Perez, presidente del Senado

No se ha representado con fidelidad a los electores por haber ejercido sus funciones respondiendo a determinados intereses. Ahí están los casos de la Barrick Gold; la iglesia católica; los empresarios y el sector turístico.

El paquete legislativo, que incluye una Constitución, expresa esa genuflexión ante poderes fácticos que han tenido dominio sobre la vida nacional, a quienes sólo les importan sus beneficios, en desmedro del desarrollo institucional y equitativo del país.

En cuanto al rol de fiscalizador, al ser una caja de resonancia del Ejecutivo, es impensable que ejerza una prerrogativa que lo enfrentaría a un estamento que no tiene manera de salir ileso de un arqueo riguroso de sus cuentas.

Más que del progreso, es el binomio de la corrupción.


Santo Domingo, R.D., martes, 27 de abril de 2010

(yermenosanchez@codetel.net.do)
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/4/27/46769/Congreso-del-progreso

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