Jorge Herrera
En el artículo anterior dije que no habrá sorpresas en el venidero escrutinio electoral. La razón de que haya una que otra excepción, sería propio del mandato filosófico que justifica la regla, o la de un voto de conciencia. En las elecciones del domingo 16, ganarán los beneficiarios del aberrante clientelismo gubernamental o los que la conciencia decida, a pesar de los juicios de algunos faunos del “periodismo analítico” nacional.
Esos amanuenses orales y escritos, cuya presencia en los medios de comunicación da náuseas, con insufrible desfachatez, tratan de justificar el mandato económico a que se deben, alegando subjetividades, propias de la más aberrante perversidad. En el caso de la senaduría distrital, uno de ellos afirma, con fallida propiedad, que son tres “los componentes que han de conjugarse para producir una victoria senatorial”.
Ni una más ni una menos. Según su criterio absolutista, interesado por demás ante cualquier cristal, una hoja de vida prístina como la de Milagros, no es suficiente para ganar la senaduría de la capital a un sujeto tan cuestionable en asuntos de moral personal y legislativa que para sus pretensiones necesita del prestigio y la popularidad ajenos. ¡Y, a ese señor, no le avergüenza defender una causa tan vil!
Soy de los pocos que aún están convencidos de que hay dinero que no se debe “ganar”, si se sospecha siquiera que compromete la integridad personal. El dinero que se da a título de generosidad o “por servicios prestados”, en la cola, siempre tiene un nudo gordiano que no sólo ata y mancilla el nombre del que lo recibe, sino el de generaciones que luego tienen que cargar con el fardo de la ignominia.
Algunos dominicanos no tienen en cuenta nuestra media existencial. Según los últimos estudios, los hombres tenemos un promedio de vida de 70 años y las mujeres 75. El tiempo brinda la oportunidad de rectificar errores o indiferencias culpables. Terminar bien, es lo más importante a final de cuentas. Pienso que el próximo 16 de mayo lo más atinado es depositar un voto de conciencia. ¡Por Milagros, por supuesto!
Santo Domingo, R.D., viernes, 07 de mayo de 2010
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