Paula Joaquín de Hensch
Siempre recuerdo las palabras de un Gran Profesor de Psicología y Filosofía en la UCMM que nos decía .. “LAS ENFERMEDADES SON ENFERMEDADES DEL ALMA” y agregaba “cuerpo sano en mente sana” A principios de mi carrera universitaria no entendía el alcance de estas palabras, con el tiempo, los estudios y las experiencias me hicieron comprender la trascendencia y el significado de esta aserción.
Somos cuerpo y alma y no podemos separarlos. Entre ellos existe una unión sustancial, dinámica. Son dos principios de una misma realidad. Lo anímico se refleja en lo físico y viceversa; por ello cuando hablamos de salud debemos tener en cuenta esta dualidad.
Hoy quiero reflexionar sobre las alergias.
La alergia es una respuesta desproporcionada de nuestro sistema inmunitario frente a un alérgeno (sustancia percibida por el cuerpo como invasora).
Los alérgenos no causan reacciones inconvenientes en todos los individuos; solo algunos organismos la identifican como peligrosas para su sistema inmunológico y reaccionan hasta poniendo en peligro su vida.
Una trastorno alérgico se puede manifestar cuando aparece un cambio en la vida: un nuevo trabajo, mudanza, perdida de seres queridos, crisis económica… o en cualquier circunstancias donde disminuya o se pierda la confianza en sí mismo y se tienda a sobrevalorar a otra persona (Marido, padre, hijo, amigo intimo etc.…) en detrimento de sí mismo. La alergia hace referencia a algo que nos ha irritado en el pasado y que nos causa pena, angustia, miedo, frustración e intolerancia en el presente. Nuestro cuerpo se encarga de recordarnos esas cosas que queremos olvidar, que nos exaspera y provoca una reacción.
Hay muchos tipos de alergia a la lactosa, al polvo, al sol, a medicamentos, antibióticos, al polen, a alimentos, mariscos, a animales… Esta respuesta inadecuada que da nuestro organismo es a menudo la forma que tiene el mismo de indicarnos que vivimos en un estado de irritación u hostilidad en relación a una persona o situación. Nuestro organismo nos recuerda lo que “queremos” olvidar; algo que percibe como triste y angustiante. La alergia por tanto es un signo, una defensa que protege a mi yo, que se siente inseguro e indefenso ante una situación que trata de rechazar, ocultar o ignorar porque le molesta y no es capaz de controlar. Diríamos que es el medio que tiene nuestro cuerpo, para liberar ciertas emociones suprimidas que trastornan y roen su interior.
La alergia es también un chivo expiatorio: Yo rechazo una parte de mí que me violenta y ella me da un motivo para ahuyentarme de lo que me disgusta, me da además la posibilidad de llamar la atención hacia mi persona, de atraer afecto, cariño y apoyo de otros hacia mí…. de gritar lo que me ahoga. Es una reacción instintiva que me protege...
Es obvio, que a través de la alergia estoy rechazando inconscientemente una parte de mí, pues con ella evito enfrentarme a mi propio yo, y mi organismo en busca de salida recurre a la reacción alérgica. La alergia es en efecto una reacción psicosomática.
Que podemos hacer frente a la alergia? Primero identificar a qué se es alérgico. Cuáles son las muletas emocionales que estoy ocultando con esa reacción, a que le estoy diciendo no, de que estoy huyendo!! Una vez identificado el problema es importante hacer un gran cambio en su propio esquema mental.
He aquí algunas soluciones que tienen que ver con un cambio de esquema mental
. Enfrentar sus angustias, miedos del pasado, buscar soluciones para el futuro sin estancarse. Aceptarse con todas sus cualidades, limitaciones y defectos para poder vivir en concordia con su propio yo y la gente que lo circunda. Aceptar de corazón su propia vida, sus miedos, su circunstancia para desarrollar un mejor proceso de integración. Permanecer abierto y positivo frente a las situaciones de la vida y pensar que todo va por lo mejor.
Reconocer su propio valor y tratar de ir al fondo de las cosas. Haga suyas palabras como estas: “Ninguna persona puede perjudicarme sin mi autorización” Los problemas seguirán existiendo pero lo que podemos hacer es cambiar las perspectivas. Debemos despertar cada mañana con una perspectiva diferente: Hoy es un gran día de victoria, abundancia, de esperanza, y de triunfo. No hay que buscar excusas para no soñar, como decía Frederick Nietzsche “quien tiene un porque vivir, podrá soportar cualquier como”. Tenemos que osar salir de la trastienda de la compasión, de las excusas, mirar hacia arriba hacia las estrellas poniendo ilusión a nuestros rostros. Vencedores son aquellos que son capaces de saltar los muros de experiencias negativas y se proyectan al éxito con esperanza con fe y firme voluntad .Los cambios vendrán haciendo del “pasado un trampolín y no una hamaca” como decía Edmund Burke.
Yverdon, Suiza, miercoles, 12 de mayo de 2010.
(La autora, M. Ed., es graduada Summa Cum Laude en Educación en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, de Republica Dominicana; catedrático, con maestría en Psicología de la Universidad de Georgia, USA. Reside en Suiza junto a su esposo y familia.)
www.desdemiescritoriord.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario