PANCARTA // Raúl Pérez Peña (Bacho)
El tema de los doce años de Balaguer es recurrente entre los dominicanos adultos que no pueden borrar aquella pesadilla de la muerte, característica de la ausencia de un estado de Derechos.
En días recientes ha reverdecido el caso de Orlando Martínez a partir de unos reportajes publicados en el Listín Diario.
Balaguer prometió que dejaría una página en blanco en su libro Memorias de un Cortesano “dejando establecida la misión” de que alguien de círculo de amigos revelaría los detalles básicos de la muerte de Orlando, ultimado a tiros en la calle José Contreras, en la periferia norte de la UASD.
Pese a la prisión y confesiones de presuntos culpables, en la mente popular hay el convencimiento de que “no están todos los que son”.
Instalado en el poder mediante una caricatura de elecciones por la ocupación militar norteamericana de 1965, Balaguer emprendió en 1966 un proyecto político sustentado en el terror y la muerte ejecutada mediante camarillas militares con un saldo de miles de perseguidos, presos políticos, asesinados, exiliados y otras víctimas.
Con ese marco y la silueta de la represión, no es difícil explicarse el asesinato de Orlando Martínez como recurso de la intolerancia para reprimir el ejercicio de la libertad de expresión y otros derechos que se creían vigentes.
Entonces, la página en blanco es una de cientos en el libro fúnebre de Balaguer, no tanto como volumen impreso, sino como obra de gobierno.
Contrario a ser excluyente, la página en blanco de la muerte de Orlando muestra la naturaleza del gobierno de Balaguer en su mandato de 12 años.
Hará más de 10 años, quedó inconcluso el propósito de un grupo de ciudadanos de ventilar un juicio sustanciado a Joaquín Balaguer que pondría el dedo en la llaga de las tropelías de sus llamadas “fuerzas incontrolables”.
Entonces ni ahora, las condiciones favorecen que pueda llegar a feliz término un juicio que desentrañe la criminalidad acumulada en ese gobierno.
Es que el nefasto mal de la impunidad imperante trasciende cuatrenios gubernamentales y las siglas politiqueras.
Balaguer es un proclamado modelo de mandatario para las cúpulas partidarias que han dominado el país en los últimos 44 años.
Por eso, cualquier atentado a derechos, como los que caracterizaron las políticas de Balaguer, aunque sea excesivo, no puede considerarse imposible, dado que por otras vías y formas se reivindican estilos y conductas del balaguerismo.
Santo Domingo, R.D., sábado, 17 de julio de 2010
http://www2.listindiario.com/puntos-de-vista/2010/7/16/150818/La-pagina-en-blanco-de-Memorias-de-un-cortesano
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