lunes, 13 de diciembre de 2010

4%E para mejorar la calidad de la educación


El Bulevar de la vida//
Pablo McKinney

El dedo de Presidente señala una estrella, pero el funcionario mira el dedo. Joder.

La discusión nacional del momento debería ser la búsqueda de un consenso para definir cuáles sectores serán afectados por la entrega del innegociable 4%E; y qué responsabilidad debemos asumir los padres para mejorar la educación de nuestros hijos, más allá de los planteles escolares y el gobierno, como hacen los tigres de Asia.

Lo que se puede y debe negociar son los recortes, no el monto.

Pobre de un país donde se negocie la aplicación -no ya de una ley general de Educación-, sino de la propia Constitución, y si no, lean lo que dice la Magna en su artículo 63, inciso 10: “La inversión del Estado en la educación, la ciencia y la tecnología deberá ser creciente y sostenida, en correspondencia con los niveles de desempeño macroeconómico del país.” (Que como se sabe, han sido ejemplares en el continente.)

Y como en el país es grave la “repitencia” escolar, y  como está de moda la discusión en torno a la legalidad o pertinencia de la reelección presidencial, este lunes, en lo que se prepara uno para la cita de esta tarde en el Congreso, me permito repetir y reelegir algunas de las ideas expuestas en el bulevar del pasado sábado.

¿Para qué el 4%E? El slogan 4%E resume la necesidad de más recursos para mejorar  la calidad de la educación, que a pesar de los esfuerzos e iniciativas de sector privado, sociedad civil, iglesias,  y del propio Presidente, corre el grave peligro de dividir el país en dos grupos: uno pequeñito con los hijos de la clase media hacia arriba, trilingües y capacitados, y otro inmenso e ignorante, cuyos miembros, ya bachilleres, serán incapaces de superar una prueba de lectura comprensiva.

El dinero no es suficiente pero es necesario.  Qué hacer con él, lo establece el Segundo Plan Decenal de Educación y lo proponen los resultados de aquella Cumbre por la Excelencia de la Educación, propuesta por el mandatario.

Comencemos por construir los planteles necesarios para establecer la tanda única. Llevemos hasta el último maestro dominicano la capacitación que, mediante convenio y personalmente, el Presidente se agenció con las universidades élites de Harvard y Cambridge, si mal no recuerdo. Esos programas están en el país, pero el ministerio de Educación no ha logrado que funcione el efecto multiplicador con los primeros maestros capacitados.

Mejoremos sustancialmente el salario a los maestros, pero no a todos ni automáticamente, sino por desempeño y resultados. Hagamos social y económicamente atractivo ser maestro de escuela, tanto, que se tenga que concursar para ganar uina plaza.

Con la protesta cívica del pasado lunes 6D, el pueblo dominicano pidió al Presidente que imponga su visión y su estilo de gobierno a los funcionarios.  Y es que, no todo el mundo tiene capacidad gerencial para ser  ministro, ni tiene que serlo durante todo un gobierno. (Mire qué bien le ha ido a Felucho en sus negocios, y a Javier García en Turismo, por ejemplo.)

Esta administración está saturada de políticos y escasa de gerentes.

Mal tratará la historia a un gobierno que sólo su Presidente y unos pocos saben defender con argumentos, libros, informes… sin insultos ni descalificaciones.

Que el Presidente nombre gerentes que los hay. Y quien, arrogante e ineficiente se mueva, que no salga en la foto del gabinete. Cancelar no es un insulto, Presidente.Nombrar ya fue un halago.  Imponga su estilo, Profesor. Cancele si tiene que cancelar. La historia le está esperando. Muchas gracias.

Santo Domingo, R.D., lunes, 13 de diciembre de 2010.


No hay comentarios:

Translate