sábado, 11 de diciembre de 2010

El presidente


Orlando Jorge Mera 

Mi padre fue presidente (1982-1986). Sería falta de objetividad de mi parte emitir juicios de valor sobre su gobierno. Esa tarea de los historiadores. Sí, puedo referirme al padre que era presidente. Su talante democrático me lo demostró con su mejor lección. Fue objeto de críticas por ordenar que su caravana presidencial se detuviera en los semáforos, o pagara el peaje, al igual que todos los ciudadanos. Asimismo, un buen día decidió detenerse en el malecón a tomarse un coco de agua. Igualmente, ordenó que su escolta militar se vistiera de civil, y no de militar. Mi padre había visitado varias veces Costa Rica, y siempre ha tenido admiración por ese hermano país. Supe de su voz que en Costa Rica no había militares, y que los ciudadanos se codeaban con el presidente en las calles. 

Presidente Salvador Jorge Blanco. 

Él decidió que cada jueves, el Palacio se abría. Desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde, el presidente y su gabinete se establecían en la primera planta del Palacio, y cada ciudadano que iba con cualquier petición salía con la solución. Ha sido la única experiencia en el país, y, en mis recorridos por el territorio nacional, siempre alguien me demuestra su gratitud hacia mi padre por haber atendido una solicitud en aquellas audiencias populares. 

Otra lección es que nunca intentó repostularse. Cree en la alternabilidad. El día en que asumió la presidencia depositó en el Congreso Nacional un proyecto de reforma constitucional para prohibir la reelección. 

Jorge Blanco recibe una delegacion 
oficial de Arabia Saudira. 
Al fondo, su hijo Orlandito 
y Virgilio Bello Rosa.

Hoy cumple 22 días en coma profundo. Es inevitable que todos estos recuerdos vuelvan a la memoria al verlo batallar por su vida. Mi familia está orgullosa de su legado como hombre íntegro, responsable, humilde y admirable padre de familia, y sobre todo, de su servicio al país.

Santo Domingo, R.D., sabado, 11 de diciembre de 2010.

http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/12/11/69077/El-presidente

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