Esto pienso, esto creo //
Rafael R. Ramírez Ferreira
Porque…“Vive tu vida de manera que en tu epitafio pudiera leerse: No me arrepiento”
Los amplios e insondables senderos de la vida y las cosas que acontecen, sin aparente razón, en innúmeras ocasiones son indescifrables, por más argumentación que el ser humano se empeñe en buscarle respuestas apropiadas y que justifiquen, de cierta manera, el por qué de estas cosas.
Quizás, por esas aparentes sinrazones, nos vemos lanzados al redondel, cual si fuésemos cazadores furtivos de esperanzas vanas, mientras nos encontramos incómodamente, en una existencia vacía, rodeados de seres salvajes, tanto física como moralmente.
Por eso, nos atrevemos a decir, que sólo sé que me encuentro en el lugar adecuado, producto de una decisión equivocada. Todo, en busca de convencer a nuestra conciencia, sobre la conveniencia de nuestra rectitud, muy a pesar del medio errático, abusivo y corrupto que nos rodea.
Después de muchas soledades, angustias, atropellos y vulgaridades “me dí cuenta que usted es incomparable como yo”, con la diferencia, de que “aquellas cosas simples a las que nunca dio importancia, hoy le comen la cabeza y le empiezan a hacer falta”. A mí no, en eso estriba la gran diferencia, porque he tratado siempre de mantener una relación estrecha, entre mi mente y las circunstancias que en determinado momento nos rodean.
Al decir de muchos, los sueños, son puras “pendejadas”, a los que no se les puede hacer ni dar valores ni creencia alguna. Jugadas erráticas de la mente para “botar stress” o crearse falsas ilusiones sobre aspiraciones irrealizables. Si nos vamos a la creencia popular, eso, sólo eso, son los sueños.
Y yo sueño, y me considero como otros tantos del montón. Unos sueñan con ganarse la lotería y otros se conforman con realizar sus aspiraciones y fantasías, en un sueño. Yo no. Creo que muchos sueños se pueden realizar, hacerse “efectivo”, siempre y cuando, ese soñar, como las teorías, lo trabajemos y nos esforcemos por hacerlo realidad.
No creo en sueños, si es simplemente como una excusa conformista, como no creo en predestinados ni en teóricos infuncionales, que a diario nos encontramos en el medio, con percepciones y argumentos pendejos que nos tienen jodidos, no señor.
Sigmund Freud.
Muy por el contrario, creo, que es posible, quizás, sólo quizás, que esos sueños reiterativos, sean la manifestación de la impotencia para hacer realidad aquellos anhelos de cosas, hechos, personas e ideales que se han perdido. Ejemplos de hombres honestos y cojonudos que nunca volverán o quizás, sólo quizás, anhelando émulos que hagan realidad sueños utópicos.
Por eso, reitero, quizás, sólo quizás, en muchas ocasiones, una imagen, un gesto, dice más que mil palabras bonitas, rebuscadas, algo refinadas que sólo causan un efecto somnífero, para atrapar a la víctima.
Y, como muestra fehaciente de todo lo antes dicho, de que los sueños, sueños son, anoche soñé lo siguiente: que iba en el aire contemplando un paisaje verde, muy verde, donde campesinos cultivaban la tierra y el agua corría por canales irrigando los sembradíos, mientras yo continuaba mi desplazamiento hasta que, llegué a una parte urbanizada, donde se veían muchos vehículos estacionados en una gran explanada, mientras alguien pasaba revista a unas tropas en perfecta formación.
Lo que me llamó la atención fue que en el preciso momento, cuando la persona principal se acercó a un soldado y justo al darle la mano, cuando sus miradas se encontraron, brotó un bello resplandor de diáfana luz que los envolvió a ambos, mientras el soldado le expresaba lo siguiente:
“Señor, de sus ojos emana coraje y una vitalidad inspiradora. Señor, yo confío en usted y que puede sacar nuestro país del marasmo moral que se encuentra, pero, señor, tiene que mandar, a ejercer el mando en contra de quien sea. Señor, lo único que le pido es que no tiemble su cabeza, porque de así hacerlo, le temblará todo el cuerpo y entonces, señor, se desmoronará como frágil terrón de azúcar o castillo de naipes y, señor, ¡su cuerpo, es el país! Mande, mande, por favor señor, mande”. Que “cacho” de soldado, lástima que todo fue un sueño. ¡Sí señor!
“Una persona respetable es la que se conforma con las costumbres. Le llaman buena persona cuando hace lo que los otros hacen.” Anatole France.
Santo Domingo, R.D., sabado, 11 December 2010
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