lunes, 13 de diciembre de 2010

El voto por ninguno y la protesta ante el Senado

Juany Uribe 

El pasado viernes en la noche escuché a una fogosa y destacada dirigente juvenil narrando los acontecimientos del día en su lucha por llevar a los senadores a cumplir con el mandato expreso de nuestra constitución. 

En ese momento pensé lo que hoy escribo, ya que esa joven - que pidió no votar en las pasadas elecciones- hablaba en el programa de Milagros Ortíz Bosch, ex senadora, ex vicepresidenta y ex candidata al primer cargo y por quien ella llamó a no votar. 

Sostuve, contra la opinión de una juventud numerosa y de no pocos ciudadanos, que el pasado 16 de mayo había que votar. Consideré la campaña de “Votar por Ninguno” evasiva e irresponsable porque tenía el convencimiento de que, entre los candidatos al Congreso de los diferentes partidos, había gente honesta, consciente de su rol y por quienes valía la pena depositar un sufragio. Por esa causa abogué por “Votar por Alguno”. 

Nada es absoluto, nada es completamente malo ni completamente bueno y, por esa causa, aunque fuera como buscando una aguja en un pajar, había que votar en las pasadas elecciones para que tuviéramos autoridad moral para exigir a esos por quienes votamos el cumplimiento de las leyes, para recordarle su deber ciudadano. 

Y para que tuviéramos autoridad, también, para reclamar a los legisladores y a los regidores, según el caso, las actitudes que consideráramos erradas, dañinas a determinados sectores; para que les dijéramos en su cara que nos equivocamos con ellos si condenábamos sus actitudes o para que los felicitáramos y nos sintiéramos satisfechos si cumplían con las expectativas que nos habíamos creado. 

Estoy de acuerdo con el 4% que consigna la Ley para la educación, pero considero que los sectores que se plantearon el Voto por Ninguno en los pasados comicios de medio término, no debieron haber calificado a todos los aspirantes a legisladores por igual, pues no pocos se han identificado plenamente con el pedimento. 

Pero hay que ser coherentes, pues resulta difícil reclamarle a personas en las que no se cree. No es coherente llamar a Votar por Ninguno cuando la Constitución que exigimos que se respete, esa Carta Magna que ordena la obligatoriedad en el cumplimiento de las leyes, establece en su Art. 

99 que votar es un derecho y un deber. Si la campaña de Votar por Ninguno no hubiera calado en muchos segmentos, hoy estarían en el Congreso, haciendo leyes y resoluciones, algunos de los que bloqueaban sus puertas el pasado viernes. 

Si la campaña de Votar por Ninguno no hubiera calado, hoy estuvieran en la nomina de aspirantes a Defensor del Pueblo, algunos de los que el viernes protestaban. Si no hubiera existido el Votar por Ninguno, la Ley de Educación no hubiera sido derogada. 

Aprendamos la lección: No Votemos nuestro voto, en él está la fuerza parra nuestros reclamos y exigencias.

Santo Domingo, R.D., lunes, 13 de diciembre de 2010.

http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2010/12/12/169999/El-voto-por-ninguno-y-la-protesta-ante-el-Senado

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