viernes, 17 de diciembre de 2010

Julián Assange nos deja sin “historiadores”


 Eduardo Álvarez

Julián Paul Assange, austriaco nacido el 3 de julio de 1971, ha convertido a WikiLeaks un en el más grande espectáculo en todo el mundo. 

Pero, a decir verdad, Assange, no ha hecho más que alterar procedimientos observados hace más de cien años por representantes norteamericanos acreditados, sobre todo en países política e ideológicamente cuestionados.

El chorro de informaciones clasificadas, reveladas a través de esta página, ha dejado sin oficio y nada nuevo que revelar a decenas de representares cuya misión ulterior a la diplomática apenas encontraban el reconocimiento y una mayor consagración económica en la edición de un libro informaciones de inéditas.

Julian Assange. 

Informaciones basadas, generalmente en reportes regulares, conforme la misión a su cargo. Con un punzante y primoroso, algo fantástico, se explica en la formación y oficio de los representantes.

El pecado de Assange ha sido, acaso, el de haber  malogrado un plan que ha operado efectivamente con el surgimiento de la confederación de la gran nación.  Los informantes, ya “retirados”, se refugian en una suerte de patente de corso para abrir una caja de Pandora, sellada hasta entonces.

Cada país habrá tenido sus cronistas privilegiados, célebres y heroicas figuras, sólo por dar a conocer lo que durante años promovieron, permitieron u ocultaron.  Aquí hemos tenido unos cuantos contadores de historias exclusivas y de primera mano.

Tuvo que venir Sumner Welles, un antiguo jefe de la División de Inteligencia del Departamento de Estado a escribir la más cruda historia dominicana, desde la fundación de la Republica hasta la desocupación de 1924. Subsecretario de Estado cuando presentó La Viña de Naboth, extensa y detallada obra, recibida aquí como un regalo del autor y el gobierno norteamericano. Welles fue comisionado de Washington en Dominicana de 1922 al 1925. 

John Bartlow Martin y 
Antonio Imbert Barreras. 

Nadie mejor que John Bartlow Martin para reatar los sucesos vividos en el país tras la caída de Trujillo hasta la intervención norteamericana de 1965. Testigo de excepción como embajador no hizo más que compendiar informes y recomendaciones para editar el libro El destino dominicano, consultado y debatido hasta la saciedad.

Es reciente la obra Balaguer y los militares dominicanos, de Brian Bosch, un antiguo agregado militar de los Estados Unidos, con revelaciones estremecedoras. Bosch tuvo que haber  sido un informante y actor privilegiado en los acontecimientos relatados.

Bernardo Vega y Víctor Grimaldi no fueron representantes designados desde Washington, pero, como dominicanos, ocuparon posiciones diplomáticas en Estados Unidos, que les facilitaron la tarea de escribir varias obras basadas en documentos “secretos”  del Departamento e Estado.

Sin darse cuenta, Assange ha estado jugando con candela desde hace varios años, interrumpiendo una fórmula oculta. Extraviado entre las selva de un mundo binario, debe desconocer los postulados premonitores del historiador socialista Eric Hobsbawn.

En la Historia del Siglo XX, Hoshawn denunciando el abismo que separa la generación a la que pertenece este periodista australiano, de 39 años de edad de la generación en la que quedaron atrapados los estrategas propagandísticos de los Estados Unidos.

“El postrimería de esta centuria ha sido posible, por primera vez, vislumbrar cómo puede ser un mundo en que el pasado ha perdido su función, incluido el pasado en el presente”, plantea Hobsbawn tras profetizar, citando a Marx, la desintegración de los viejos valores y la relaciones sociales.   

Sumner Welles. 

El espectáculo en el que este Julián Assange se estrena como un héroe combatiente que nos libera, desde una urbe virtual conocida como WikiLeaks, de monstruos reales llamados “informes secretos”  relega y deja sin empleo a unos ídolos, ahora desplazados, ya sin nada que contar, tramas que descubrir ni secretos que delatar. 

La cuestión planteada en la casa del Gran Hermano es, ¿cómo hacer de salvador en un mundo desmitificado y cómo purgarlo de asesinos, ladrones y tiranos delatados tan anticipadamente?    La travesura de Assange es un jabón en el sancocho.

Santo Domingo, R.D., viernes, 17 de diciembre de 2010

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