martes, 14 de diciembre de 2010

Mariposas amarillas


Eduardo Álvarez

"L'État, c'est moi"

Cuesta aceptar hoy día la vigencia de tan odioso postulado atribuido al Rey Sol, Luis XIV. Reprobada aún en aquéllos años oscuros, entre 1600 y 1700, el propio Rey Sol tuvo que retirarla antes morir, reivindicando el valores y la soberanía del Estado francés con y otros dominios. 

En contraposición al estigma que lo marcado para siempre, Luis XIV habría dicho antes de morir: “Je m'en vais, mais l'État demeurera toujours”, es decir, “Me marcho, pero el Estado siempre permanecerá”.  Lo cual no borró la primera afrenta.

Transcurridos casi cinco siglos,  el mundo ha vivido las glorias y desrumbes de innumerables émulos de Luis XIV,  al fin y al cabo, repudiados y condenados  por observar un olímpico desprecio pos las instituciones y el Estado.

Luis XIV. Francia.

Defensor estelar en el recurso de amparo, el experimentado abogado Juan Manuel Pellerano habla de la necesidad de respetar la Constitución, instrumento supremo sobre todo los poderes del Estado, “para que no haya más Santana, Báez, Lilis o Trujillo”.  Defiende la fiel aplicación de  la ley y el 4% para la educación.

La Cámara de Diputados dio ayer una señal alentadora sobre el rescate de su autonomía e independencia, separándose notable y afortunadamente de la sumisión del Senado al los pies del Ejecutivo.

El Presidente haciendo y deshaciendo, recomendando jueces en la Junta Central Electoral, en la Cámara de Cuentas y el Consejo Nacional de la Magistratura, sin tomar en cuenta las otras fuerzas y el clamor popular.

El bochornoso “haga usted con nosotros y el país lo que quiera y le venga en gana, Señor Presidente”  de los 26 senadores del PLD le va a salir muy caro al país y a ellos mismos. Al país en materia de institucionalidad y a ellos en lo que se refiere a la valoración e imagen que  los dominicanos tenemos de ellos.

 El poder corrompe. Y cuando es absoluto, corrompe de manera absoluta. Es de sabio administrar bien esta suerte sin dejarse llevar de ella, muchas veces engañosa cuando es exagerada.

Que cuando las hormigas se quieren perder, alas le quieren nacer.  No en balde les han salido al paso, en tropel, las mariposas amarillas. No ha hecho falta Mauricio Babilonia, sólo la voluntad de una sociedad hastiada de tantas arbitrariedades, lista para sofocar cualquier amago de tiranía.

Santo Domingo, R.D., martes, 14 de diciembre de 2010.

No hay comentarios:

Translate