sábado, 11 de diciembre de 2010

¿Podrías liderar la balsa?

German Retana

En una reciente travesía por el río Pacuare, en Costa Rica, con más de 100 participantes del Seminario Gerencia con Liderazgo (INCAE), constatamos la necesidad de estar listos para asumir el papel de líderes en las balsas (empresas) en medio de aguas turbulentas.  El conocimiento de las instrucciones técnicas (comandos) debe ser consistente con el manejo del remo principal (timón); de lo contrario, se puede ser el jefe pero no un buen guía.

¿Podrías liderar la balsa?

Río Pacuare; CR. ¿Cuántos dedos hay en dos manos? ¿Y en diez manos? La velocidad con la que usted respondió este par de preguntas tan sencillas, podría marcar la diferencia entre una respuesta correcta o una equivocada. En igual modo, guiar una balsa en un río con rápidos desafiantes, requiere pensar a alta velocidad, pero hacerlo equivocadamente puede llevar de inmediato a los balseros al agua.

No es muy complicado ser un remero y seguir las instrucciones del líder experto a cargo del grupo. Es cuestión de poner atención, aferrarse firmemente a la balsa y sincronizar los movimientos con los compañeros de travesía, según lo solicite el guía. El hecho de hacer lo que alguien más decide puede resultar cómodo para algunos. Lo demás es tarea sencilla y eso permite gozar el viaje por ríos espectaculares como el Pacuare, en Costa Rica.

El gran reto empieza cuando el guía desaparece sorpresivamente de la balsa. Ésta queda a la deriva, el riesgo de volcarse está a pocos metros y nadie esperaba algo así. ¿Qué hacer? De inmediato, uno de los balseros se coloca atrás, en la posición del guía, intenta dirigir con algunos comandos que recuerda y la situación se vuelve, eventualmente, aún más caótica. ¿Por qué?

Puede ser que el líder improvisado conozca los comandos u órdenes, pero si no controla bien su remo, su función principal de timón no servirá de nada. En una balsa, el guía cambia el rumbo hacia la derecha o izquierda con apenas un ligero movimiento de su remo.  

Tan grave es que los remeros no miren hacia atrás para aprender cómo el líder le da dirección a la balsa, como que éste no les enseñe con esmero qué hacer cuando necesiten ocupar su posición. Si a la humildad de aprender se le une la generosidad de enseñar, el equipo estará con mayores posibilidades de sobreponerse a las crisis.

El orgullo de creer que todo se sabe sale caro. "Quizás ninguna de nuestras pasiones naturales es más difícil de someter que el orgullo. Derríbelo, sofóquelo, mortifíquelo todo lo que quiera, y seguirá vivo," advierte Benjamín Franklin. Si antes de que caigan el guía o los balseros, cae el orgullo de ambos, será más fácil compartir preguntas y respuestas mutuas.

El liderazgo, al igual que el conocimiento del guía, trata de pequeños detalles que cambian rumbos, de principios básicos que unen voluntades, inspiran ideales y crean seguridad en la dirección hacia ellos. ¡Tomar el remo, dirigir el equipo, ser el timón!

Las grandes travesías necesitan pausas para aprender, momentos para meditar preguntas, pensar respuestas y no creer que el éxito es tener respuestas inmediatas no razonadas, que nos pueden llevar a afirmar  que en diez manos hay cien dedos... ¿Cuál fue, honestamente, su primera respuesta? 

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