Pedro P. Yermenos Forastieri
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Convertir en realidad el imperativo descrito en la entrega anterior es posible, pero supone un cambio dramático de actitud de los ciudadanos y ciudadanas que conformamos este país. En una proporción importante, los desgobiernos que hemos padecido se han sustentado en la indiferencia generalizada que abate a tantas personas frente a un sistema político cuya infuncionalidad es la causa principal de los pésimos resultados que exhibimos como colectivo social. Abandonar esa indiferencia es un paso imprescindible para tener mejores gobernantes.
Hay que trascender la queja individual ante tantos y viejos problemas y traducirla en exigencia organizada de soluciones. La comprensible preocupación social de mucha gente debe ser canalizada a través de acciones de naturaleza política que sean capaces de revertir un estado de cosas que se ha agotado de forma definitiva. Lo que sucede con la nación no es casual y es preciso comprender que, por acción u omisión, todos somos un poco responsables de eso.
Los tres partidos políticos tradicionales han terminado igualados en sus conductas desde el poder y las demás organizaciones han resultado ineptas para capitalizar esos desastres guebernamentales y erigirse en opciones atractivas y confiables. Una nueva entidad deberá surgir, con criterios profesionales de práctica política, dotada de una novedosa estrategia a partir de la cual grandes núcleos poblacionales se sientan representados y confiados en que la misma no se convertirá en otro desengaño.
Las condiciones objetivas y subjetivas están reunidas. De lo que se trata es de poner en marcha el proyecto, con todo el trabajo y la ilusión que ello supone, y hacer de este nuevo año el punto de partida que nos conduzca a la integración efectiva de la mayor cantidad posible de personas en algo que es una auténtica necesidad nacional.
Santo Domingo, R.D., martes, 04 de enero de 2011.
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2011/1/4/70995/Ano-Nuevo
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