martes, 18 de enero de 2011

Miguel e Hipólito

Eduardo Álvarez

Miguel Vargas e Hipólito Mejia, enfrentados hoy por la candidatura presidencial del PRD en 2012, han sido y son grandes amigos. El primero, amplia ventajas, con un discurso directo y agresivo, colocándose a la ofensiva en el tramo final de la contienda. La unidad en la diversidad no sólo es posible. Mejor aún, activa el ánimo de competencia y superación, como ocurre ahora en el PRD. 

En un tono enérgico y seguro arrancó el aplauso y puso de pie a los miles de presentes y espectadores. Brillante y destacado funcionario durante el cuatrienio encabezado por Mejia del 2000 al 2004, debió estar agradecido por tan alta distinción y nadie duda que lo haya hecho de la mejor forma, como debe hacerlo todo servidor del Estado. Asumiendo su rol, insuperable y responsablemente. ¿Hay una manera más honrosa y efectiva de mostrar lealtad y gratitud?

Para el presidente Mejia, Miguel era el buque insignia de su gabinete. No ahorraba elogios a la hora de referirse a la obra del eficiente secretario de Obras Publicas. Los Juegos Panamericanos del 2003 se coronaron de gloria, gracias a la participación de 42 países, 35 disciplinas, 5,5000 y el dream team conformado por Hipólito, Miguel y José Joaquín Puello, éste, a la sazón, presidente del Comité Olímpico. Para muestra, basta un botón. 

Asomarán diferencias, coyunturales como es natural en toda contienda, más sentidas todavía en una agrupación fuera del poder por casi una década. Nadie pone en duda que, transcurrida la convención del 6 de marzo, marcharán unidos. 

A Miguel le sobran motivos para estar satisfecho de su debut como presidente del PRD. A pesar de no ser electo Presidente en el 2008, con 40.5% apuntaló sus fuerzas al grado rescatar la confianza de los perredeístas debido a la derrota del 2004 [33.65% de los votos]. Sostiene la línea ascendente de este partido hasta colocarlo en la primera posición en las pasadas elecciones de medio término.

Este es, por supuesto, la antesala de un par de artículos en los que me ocuparé del discurso de Miguel en la formal presentación de la candidatura presidencial, mostrando un dominio escénico extraordinario, elevando vigorosamente el tono del debate frente al gobierno y la minoría reeleccionista dentro del PLD. 

Es una muestra inequívoca de que Miguel tiene a su favor las fuerzas perredeístas, manteniendo la línea ascendente emprendida hace seis años.

Santo Domingo, R.D., martes, 18 de enero de 2011.

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