ORLANDO DICE//
Orlando Gil
COMPLEMENTO
El discurso del 27 de febrero no tiene sentido ni provecho si no se producen cambios en el tren administrativo del Estado. La comparecencia ante la reunión conjunta de las cámaras es una obligación constitucional, pero las destituciones y designaciones son su complemento. El aderezo necesario de esa ensalada que es la democracia al estilo dominicano. Democracia con morbo, podría decirse.
El presidente Leonel Fernández de seguro que no hará como dice la leyenda hacia el padre de la Turquía moderna, Kemal Attaturk, que se vestía de paisano y salía por las calles a enterarse del sentimiento de sus gobernados. Si lo imitara, conocería la utilidad de sustituir funcionarios e incluso lo asumiría como el más efectivo procedimiento para mantener a la población distendida y conforme. En un sistema personalista, interesan más los hombres que las políticas. Después de un domingo y lunes febriles, el martes fue de consagración cuando empezaron a conocerse los decretos y las consabidas interpretaciones...
LA CUENTA
Aunque algunos eran esperados, y hasta deseados, los decretos crean un ambiente en que cada opinante hace una cuenta diferente. Por ejemplo, se pensaba que Melanio Paredes se salvaba por lo menos del carnaval de febrero, y se alegaba una razón muy torpe. El presidente Fernández no iba a dejarse tumbar el pulso por la calle que reclamaba mejores orientaciones en el presupuesto y los textos de educación. Incluso, después de esa defensa tan convencida del tratamiento dado a ese sector, a Paredes se le veía como una columna inamovible. Como una expresión de tozudez política en grado sumo. Sin embargo, no se podía obviar un hecho más contundente: el mandatario no refirió ningún logro de educación en el año del cual hacía rendición. Del informe de ese ministerio, el jefe del Estado no halló nada que pudiera destacarse, e incluso se remontó a años y gestiones anteriores para sustentar su exposición. Como sí hizo con Salud, a cuyo titular mencionó por su apodo. Lo llamó Bauta, y no Bautista, como es su verdadero nombre...
MALICIOSO
Ignorar las ejecutorias de ese ministerio era reconocer que en el año 2010 tuvo un pobre desempeño o de que las críticas y las dificultades que marcaron el período eran provocadas por los malos manejos y peores desatinos de su titular. Además, entre sus compañeros de gabinete existía la sospecha de que Paredes la jugaba con malicia. Que era un poco como la gatita de María Ramos y que tiraba la piedra y escondía la mano. Parecía un absurdo, pero era una firme creencia. No era ajeno al reclamo del 4 %. Quería que le mejoraran las partidas, pero sin dar la cara y dejando que el clamor llenara las calles. Incluso, ahora se recuerda que otro ministro le lanzó ese dardo de los partos, a manera de chiste, en medio de un consejo de gobierno. Es decir, que le tenían el agua puesta en más de un caldero, y él sin darse cuenta de que la tiza a veces pela. El presidente Fernández no es hombre de charada, pero toma nota. Cuando vino a ver, Paredes no había pasado las pruebas nacionales y el cambio era imperativo. Tal vez la calidad técnica y don de dama de su sustituta explique el resto...
INCONSCIENTES
Si Franklin Almeyda y José Tomás Pérez toman con tanta filosofía sus destituciones, si las están viendo como simples actos de gobierno o un ejercicio soberano de la facultad que la Constitución le acuerda al Presidente de la República, no eran conscientes ni de los alcances ni de los límites de sus proyectos políticos. O de los riesgos de esas empresas, en que había más de aventura que de aspiraciones. No advirtieron que sus campañas eran las únicas piedrecitas que tenía el jefe del Estado en sus zapatos, pues eran quienes le ponían presión desde el gobierno, y -de alguna manerañ lo acosaban en procura de una definición. Danilo Medina, por ejemplo, no le urgía que dijera si iba o no iba, y tal vez fuera el más interesado, pues dependiendo de esa decisión se le ampliaba o acortaba el horizonte de sus posibilidades. Almeyda y Pérez sí, y lo hacían de una manera poco cortés. El vicepresidente Rafael Alburquerque, en un gesto de elegancia política, tomó licencia de sus atribuciones en el gabinete social. Almeyda y Pérez pudieron haber hecho otro tanto. Sin embargo, dejaron la decisión en manos del gobernante como una forma necia de involucrarlo. Las cancelaciones están diciendo mucho, pero ellos no están entendiendo nada...
Santo Domingo, R.D., jueves, 03 de marzo de 2011.
http://www.listin.com.do/puntos-de-vista/2011/3/3/179582/Los-cambios-en-el-Gobierno-tras-el-discurso-del-Presidente
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