Teófilo Quico Tabar
Por ser el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) la organización de más larga vida democrática, probablemente recibe mayor atención de los grupos que inciden en el acontecer nacional. Sean económicos, políticos, sociales, culturales, informativos, casi todos lo tienen en la mira para analizar, criticar y hasta suponer acerca sus movimientos y actividades, incluso en aspectos internos que pudieran formar parte de su estrategia; sin embargo, ofrecen opiniones partiendo de supuestos en los que cada grupo, persona o sector entiende más conveniente a sus ideas o propósitos.
Por eso tanta gente opina y mantiene bajo la mira al PRD y su candidato, porque al igual que de pelota, de política sabemos todos. Cada quien quisiera que la más vieja organización democrática sea y actúe acomodada con sus criterios personales. En muchísimas ocasiones, personas e instituciones son capaces de pasar por alto acontecimientos que sacuden la conciencia nacional con actos vejatorios y de corrupción oficial, sin embargo prefieren analizar, comentar y criticar a la vieja escuela de democracia perredeísta.
El PRD y su proclamado candidato Hipólito Mejía, deben sentirse bien y orgullosos con la atención que le presta el oficialismo, organizaciones independientes y no tan independientes; críticos, analistas, comentaristas libres y adocenados, así como un conjunto de personas que teniendo sus problemas económicos y de otra índole resueltos, necesitan utilizar su tiempo en entretenimientos especiales como el de la política, que indudablemente los ha ayudado en sus holguras.
Y aunque el PRD ha sido víctima reiterada de algunos de esos sectores que aún habiéndose beneficiado de sus gobiernos, se resisten a aceptarlo, debe que tenerlos presentes; evitando actuaciones dirigenciales contrarias a la lógica, no solo en interés de neutralizarlos, sino como medio para captar otros sectores importantes, de alguna forma entrelazados por los hilos de los intereses y los favores.
No quiere decir que todos esos sectores necesariamente lograrán neutralizarse, porque sobre todo su candidato, va a estar en la mira permanente de algunos que se sienten cómodos o agradecidos de los favores del gobierno, quienes buscarán múltiples formas de rebuscar y establecer comparaciones personales, pero aún así, en lo más profundo de sus sentimientos quisieran que actúe como ellos consideran correcto, porque entienden que el PRD de alguna forma también les pertenece.
Pero la democracia institucional dominicana no puede depender de favoritismos ni mucho menos de simplismos comparativos entre acciones coyunturales de los presidentes o sus candidatos. Y aunque el tema pudiera resultar interesante para determinados sectores con ínfulas sociales o académicas, para la clase pensante y consciente del valor de la democracia, las cosas deben ser analizadas más profundamente.
Ahora no se trata solo de cambiar a Leonel Fernández u otra fórmula peledeísta por Hipólito Mejía, sino además, tomar en cuenta lo que podría representar para nuestra democracia institucional, la continuidad en el poder de un solo partido, que junto a su líder han demostrado que en política solo hacen lo que les conviene a ellos.
Santo Domingo, R.D., jueves, 26 de mayo de 2011.
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