jueves, 4 de agosto de 2011

Inducción perversa

  
PENSANDO//
RICKY NOBOA

Cuando a la sociedad la inducen a la corrupción y no hay mecanismos de defensa para preservar principios y valores, la crisis que se manifiesta en el seno de la familia es responsabilidad, no solo de los padres y tutores sino también de líderes que no reúnen una formación moral que los solvente para ser reales orientadores y conductores de la comunidad que representan.

La simulación es el arma que utilizan para manejar personas, sembrando el desvalor que hoy es el producto de un sistema que da poder a individuos lesivos en la orientación de la sociedad. El sistema de irrespeto a la ley y el fomento de la impunidad moral han llevado a nuestra sociedad a reconocer el corrupto como un señor respetable, en distorsión a lo que deben representar los paradigmas de honor y dignidad que necesitamos para una identidad proba en la construcción de una trayectoria a seguir, para la obtención de una riqueza amparada y sustentada en la honradez.

Hoy, el abuso ha llegado a la inducción de la degeneración en el ejercicio de la función pública, desde el homosexualismo hasta el saqueo del patrimonio público, sin que la reacción del sistema judicial representado pueda cumplir con el deber social de castigar al farsante, como salvaguardo de los principios que deben asumir las nuevas generaciones.

La falsedad y la mentira rompen con el pudor del sentimiento humano en su máxima expresión subliminal y nos hacemos piezas y objetos de la manipulación y perversidad de los que están llamados a ser nuestros representantes.

La sociedad dominicana, más que una recuperación económica, necesita de un rescate de la moralidad como única forma de erradicar a los que nos han defraudado en la orientación y el respeto a la familia, que busca en los principios el sustento de la estabilidad en la justicia social; una familia que espera que los corruptos vayan a la cárcel a purgar lo único que no se puede comprar: la moral.

Con ese valor, el enfrentamiento al narcotráfico, a la corrupción y a la degeneración, no se hace esperar, por el bien de nuestros hijos, nietos, biznietos y esa clase envejeciente que todavía defiende la dignidad y los principios de nuestros antepasados.

Santo Domingo, R.D., jueves, 04 de agosto de 2011.

No hay comentarios:

Translate