martes, 27 de septiembre de 2011

Pablo McKinney: Enterrando el futuro*


El Bulevar de la vida
pablomckinney.com

Es un único temor por los hijos de cada cual, por usted y por mí, por el vecino y los porteros, por las azafatas en azul y las asistentes de negro, que perturban las mañanas sólo de verlas, ay, sólo de verlas.

Es un único temor por el presente y su miedo, por el futuro y por los hijos, redundancia de cariño.

Para que no se olvide y quede aquí, lo digo para recordarlo: Van llegando señales de impunidad y van muriendo esperanzas de fe.

Al paso que vamos, saldrá a orar en procesión el mismísimo Lucifer y San Martín de Porres se irá de putas a la calle El Conde, tan frecuentada ella.

Si esto sigue como anuncia, al paso que vamos, los culpables de los actos de corrupción que despojaron al Estado del dinero de hospitales y escuelas, los responsables de evadir impuestos y de la compra de terrenos del Estado a precio de vaca loca, serán el padre Regino y Negro Veras, quienes resultarán ser agentes del narcotráfico internacional con siete penthouse y una colección de Ferraris en Miami, qué sé yo.

En plan Diógenes de Sinope, y puestos  a ver palomas fusilando escopetas, a lo peor Guillermo Moreno García es un proxeneta de empresas fantasmas creadas desde la estratosfera para financiar partidos, yo qué sé. Perdón por el gadejo, pero a este paso nos tendremos que enterar que el padre Rogelio es un lobbista internacional corruptor de Congresos y funcionarios y, Bienvenido Álvarez Vega un genio de la reingeniería empresarial para engañar al fisco con todo los apoyos dominantes e imaginados a su lado. Con estas señales de miedo y estos preámbulos de olvido, terminaremos sabiendo que César Pina Toribio es un delincuente que tiene en el barrio Capotillo, junto a Emmanuel Esquea, Milagros Ortiz Bosch, Jaime David Fernández y Minoú Tavarez, un puesto de drogas que cada uno a su tiempo fue heredando de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, según mis fuentes. ¡No te jode!

Repaso los diarios, celebro las tardes con esmero, manejo expedientes con palitos, reviso auditorías con pañuelo, y pienso que a lo mejor el principal culpable soy yo: Impenitente y reiterado narcosicario, que por disimular banileja fortuna me ha dado por escribir  sobre el estado de la corrupción, el asco, la impunidad y otras perversiones del ser.

Que Minerva Mirabal o Duarte, cuando puedan y regresen de la gloria, me expliquen por qué este afán nacional por celebrar el latrocinio como una fiesta e ir enterrando sin preocupación ni resquemor el futuro.

*Para que no canten alabanzas a su dios quienes deberían organizar un Tedeum de penitencia y perdones, paso por la inconsolable pena de aclarar que este bulevar fue escrito el primero de diciembre de 2004. De esos polvos de impunidad (recuerden los 87 expedientes que afirmó tener en su despacho palaciego el entonces secretario de Presidencia, Danilo Medina) de esos polvos, digo, vienen estos lodos de corrupción, descaro y vergüenza. Esa rueda nunca se ha detenido, lo que ha aumentado son los montos presupuestales y con ellos la desfachatez.

Santo Domingo, R.D., martes, 27 de septiembre de 2011.

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