miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Un gobierno de chercha o de funeral?

VENECIA JOAQUÍN 

El candidato presidencial del PLD, Danilo Medina, proyecta una profunda tristeza. Parece gemir, llorar, al referirse a como enfrentar la miseria e inseguridad, que padece la nación. Habla como si estuviera en una funeraria despidiendo un ser querido o en un templo, orando con aire sacerdotal. Sus palabras brotan cual lágrima, con fluidez pero sin fuerza, con poco ánimo. De mirada apagada, casi no sonríe. Parecería llevar una carga de pesar, inquietudes y penas ocultas, que lo afligen. Sin embargo, por esta personalidad abatida y acongojada, sus opositores no pueden asegurar que manejara los asuntos de Estado como un funeral. 

El coordinador de su campaña, Francisco Javier García, le hace daño cuando juzga los candidatos solo por su personalidad. Ha dicho que Hipólito Mejia, del PRD, por su temperamento extrovertido, gobernara como chercha. No es así. Danilo por su melancolía, no manejara el Estado como un funeral ni Hipólito por su alegría, como en chercha. Los dos son ¡Muy inteligentes! y conocedores de sus responsabilidades. Entiendo que la preocupación de García surge por la experiencia con el Presidente Leonel Fernández. Ha gobernado esgrimiendo sus fuertes: teorizar bonito, viajar, conocer el mundo y destacarse en el plano internacional. En esos menesteres, ha descuidado los pobres . Para justificar sus prioridades ha vendido la idea de que un mandatario debe ser inalcanzable, moderno, globalizado. Gobierna desde las nubes, sin aterrizar. Tiene fantasías y sueños que calman su ansiedad. Tras once años en el poder, ayudo tutumpotes y este, su último año se ocupara de los olvidados hijos de machepa. Necesita su voto. 

Hipolito tiene temperamento y anhelos diferentes a Leonel y Danilo. Nunca podrá seguir sus modelos. De aplastante personalidad, dice las cosas como las sientes y las enfrentas con firmeza y coraje. Usa un lenguaje directo, pintoresco, popular, para que lo entiendan. No tiene nada que ocultar. Es paternal, infunde confianza. Llama las cosas por su nombre. Al plátano le llama plátano.. Nada de perder el tiempo diciendo que es una planta tropical de la familia musácea, de gran porte y frutos alargados. Es un plátano y punto. Sube en una patineta igual que en una limosina. Sus planes no se esfuman por sentarse a jugar domino en los barrios. A su forma de ser, sus adversarios le llaman chercha o relajo. Quieren disminuirlo. Les asusta que el pueblo entienda su verdadero significado. 

¿Debe vender la idea de que tiene que usar palabras rebuscadas y mantener la distancia con el pueblo para dirigir el Estado?. ¡Claro que no!. Los escenarios no cambian una personalidad firme. El Presidente de los EU come hamburguesa en una cafetería y usa expresiones de humor. No es una Chercha. Es una actitud inteligente de manejarse con el pueblo. Los que no se atreven a hacerlo, ocultan vacíos en su formación que surgen en el ejercicio del poder. A los negociantes de la política les conviene decir que son complicados los mecanismos para ejercerla. De ahí que planean impresionar con palabras rebuscadas y slogan que repiten cual grabadora. Necesitan inyectar la creencia de que debe ser sobria para ocultar los motivos por lo que no combaten la miseria. 

Es obvio que Danilo esta bien intencionado. Tiene ideas y planes maravillosos, pero esta atado.. Por eso destila llanto, infunde pesar. Mas que disciplinado luce sumiso, humillado. No puede tener sentido del humor. No es feliz. Hay promesas que no podrá cumplir, afectaría intereses intocables de los responsables de su tristeza. Por su parte, Hipólito no consume energía manipulando ni representando papeles. Es libre. Huele a pueblo de un tercer mundo. Maneja toda su dinámica, familia, trabajo, ricos, pobres, amigos, política, usando no solo el cerebro sino también el corazón. 

Con esto de los políticos, he recordado a mi padre. Era un campesino que cada vez que hacia un gran corte de plátano, en medio de la finca tenia un perico ripiao y una paila de sancocho, para disfrute de los trabajadores y la comunidad. Se divertían en medio del trabajo serio y productivo. Eran más eficientes. ¡Viva la chercha!.. Que saca el niño que llevamos dentro, despeja la mente de la rigidez diaria, infunde optimismo y hala prosperidad.

Santo Domingo, R.D., Miercoles, 07 de septiembre de 2011.

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