domingo, 1 de enero de 2012

Los dos hijos de doña Yolanda


RAFAEL PERALTA ROMERO

Preferibles serían los actos del hijo de doña Yolanda Rodríguez - en paz descanse- a quien nadie agradece que lo haya hecho multimillonario y tampoco que lo designara en una de las altas cortes.

Uno de los hijos de doña Yolanda recorrió el país para ayudar a demostrar de forma suficientemente palpable la agobiante pobreza que sufre el pueblo dominicano. Regaló cajas con irrisorios alimentos en medio de unos molotes en los que se repartieron  empujones, golpes y humillaciones,  y  se produjo al menos una muerte.

La mitad de la población  dominicana padece hambre porque no recibe ingresos suficientes para alimentarse. La pobreza de muchos ha contribuido al enriquecimiento de  un grupo. Se propicia la pobreza llevando  miles de millones del patrimonio público hacia las arcas de ese grupito de privilegiados.

Leonel Fernández Reyna.

Resulta imposible combatir la pobreza mientras no se detenga la voracidad  financiera del grupo en el poder, quienes   con el mayor descaro exhiben  fortunas  que nunca podrían justificar, si tuvieran que responder ante una justicia  seria e independiente.  Las cajitas  distribuidas por el hijo de doña Yolanda  habrían costado  al Estado 1,350 millones de pesos.

Bueno sería que un día expliquen ante la justicia cómo se invirtió tal suma  en botellitas de aceite, una libra de habichuela,  una fundita de arroz, espaguetis. Hablamos de justicia, pero fíjense lo que hizo el hijo de doña Yolanda con la Suprema Corte  y las demás instancias.  Las constituyó a su modo, incluyendo a mediocres y politiqueros y desechando verdaderas  piedras angulares de la profesión jurídica.

Ese  hijo de doña Yolanda,  precisamente, estudió derecho, pero se dedica a la política, actividad en la que ha sido dichoso y exitoso.  Ojalá que  nadie lo supere en esa dicha, pues no sería bueno para la democracia y el buen vivir del pueblo.  Claro, pues su  ventura  es para el pueblo desventura. Inseguridad, insalubridad, incertidumbre… inquietan, incomodan.

Humorista Felipe Polanco (Boruga)

Pero hablando de un hijo de doña Yolanda me he olvidado del otro. También estudió derecho, pero  lo dejó para incursionar en el humorismo. Con ello busca hacer reír y pensar. Estudió en una universidad privada, de riquitos,  pero su fortuna pecuniaria no se asemeja a la del primero, que estudió en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la del proletariado.

Este hijo de doña Yolanda produce bromas para hacer  más amena y llevadera la vida.  El primero  produce lo que Cicerón llama “broma petulante y malévola”, y con ella nos esconde la risa y  nos reduce el optimismo y la fe en la democracia.  Es que el humor es remedio para el espíritu, en consecuencia para el  corazón.

Consejeros espirituales  recomiendan buscar el lado positivo de la vida. Pero a la vida dominicana  se hace difícil verle ese lado, cuando se contemplan las acciones que propicia  el hijo de doña Yolanda Reyna.  Preferibles serían los actos del hijo de doña Yolanda Rodríguez  - en paz descanse-   a quien nadie agradece que lo haya hecho multimillonario y tampoco que lo designara en una  de las altas cortes. 

Santo Domingo, R.D., domingo, 01 de enero de 2012.

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