Preferibles serían los actos del hijo de doña Yolanda Rodríguez - en paz descanse- a quien nadie agradece que lo haya hecho multimillonario y tampoco que lo designara en una de las altas cortes.
Uno de los hijos de doña Yolanda recorrió el país para ayudar a demostrar de forma suficientemente palpable la agobiante pobreza que sufre el pueblo dominicano. Regaló cajas con irrisorios alimentos en medio de unos molotes en los que se repartieron empujones, golpes y humillaciones, y se produjo al menos una muerte.
La mitad de la población dominicana padece hambre porque no recibe ingresos suficientes para alimentarse. La pobreza de muchos ha contribuido al enriquecimiento de un grupo. Se propicia la pobreza llevando miles de millones del patrimonio público hacia las arcas de ese grupito de privilegiados.
Leonel Fernández Reyna.
Resulta imposible combatir la pobreza mientras no se detenga la voracidad financiera del grupo en el poder, quienes con el mayor descaro exhiben fortunas que nunca podrían justificar, si tuvieran que responder ante una justicia seria e independiente. Las cajitas distribuidas por el hijo de doña Yolanda habrían costado al Estado 1,350 millones de pesos.
Bueno sería que un día expliquen ante la justicia cómo se invirtió tal suma en botellitas de aceite, una libra de habichuela, una fundita de arroz, espaguetis. Hablamos de justicia, pero fíjense lo que hizo el hijo de doña Yolanda con la Suprema Corte y las demás instancias. Las constituyó a su modo, incluyendo a mediocres y politiqueros y desechando verdaderas piedras angulares de la profesión jurídica.
Ese hijo de doña Yolanda, precisamente, estudió derecho, pero se dedica a la política, actividad en la que ha sido dichoso y exitoso. Ojalá que nadie lo supere en esa dicha, pues no sería bueno para la democracia y el buen vivir del pueblo. Claro, pues su ventura es para el pueblo desventura. Inseguridad, insalubridad, incertidumbre… inquietan, incomodan.
Humorista Felipe Polanco (Boruga)
Este hijo de doña Yolanda produce bromas para hacer más amena y llevadera la vida. El primero produce lo que Cicerón llama “broma petulante y malévola”, y con ella nos esconde la risa y nos reduce el optimismo y la fe en la democracia. Es que el humor es remedio para el espíritu, en consecuencia para el corazón.
Consejeros espirituales recomiendan buscar el lado positivo de la vida. Pero a la vida dominicana se hace difícil verle ese lado, cuando se contemplan las acciones que propicia el hijo de doña Yolanda Reyna. Preferibles serían los actos del hijo de doña Yolanda Rodríguez - en paz descanse- a quien nadie agradece que lo haya hecho multimillonario y tampoco que lo designara en una de las altas cortes.
Santo Domingo, R.D., domingo, 01 de enero de 2012.
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