2012, año de esperanzas, también de aprensiones. Año plagado de dudas e incertidumbres tanto en lo político como en lo económica, en lo nacional como en lo internacional.
Por más que nos vendan ilusiones, muy caras por cierto, y nos pinten pajaritos en el aire, este año la economía presenta sus mejores galas; luce famélica, enfermiza desmejorada y triste.
La economía de Estados Unidos no se recupera, aumenta el desempleo, en el mejor de los casos, mantiene altos índices, siguen los despidos y los dominicanos serán afectados. Menos ingresos para los de allá y menos remesas para los de aquí. También menos divisas para el Banco Central.
La Eurozona sigue enferma, crisis en España, Grecia, Portugal, Italia y otros países. Menos empleos para los dominicanos en Europa y menos remesas al país. La crisis afectará también las inversiones extranjeras (aunque, apelando al optimista, la fuga de capitales desde esos países podría favorecernos)
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Seguramente, gracias a la campaña electoral, en el primer semestre estaremos boyando en papeletas, fiesta y mañana gallo, rumba abierta para baile, pida por su boca que´e´pa´alante que vamos porque llego Papá.
Después del fatídico 20 de mayo, gane Papá o se haga lo que nunca se ha hecho, a Dios que reparta suerte y el último que se vaya que apague la luz. La crisis viene zumbando
Ojalá los que nos dirigen y los que nos dirigirán se aúnen en un objetivo común: el país. Que piensen por un solo momento en el país, que olviden sus partidos, sus intereses y los de su grupo y actúen con la racionalidad que exige el momento, que con esfuerzo y voluntad enfrentemos unidos los retos del 2012… Ja, ja, ja, sueña pilarín, sigue de iluso que el susto del cuco te dará un bajón.
´´Eppur si muove´´ dijo Galileo… y sin embargo tengo esperanzas, digo yo. La esperanza es lo último que se pierde.
Santo Domingo, R.D., jueves, 05 de enero de 2012.
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