Pedro P. Yermenos Forastieri
Si algo bueno va a quedar de este nuevo incremento de
impuestos que nadie podrá evitarnos, es que se ha logrado colocar en el centro
del debate lo que es la variable fundamental en todo esto, el Gasto Público. Se
ha podido constatar cómo las autoridades
maniobran hasta lo indecible para dejar ese factor sin la debida regulación y
operar a manos sueltas, tal como ha ocurrido hasta ahora.
Regular el gasto
público en igual medida que los ingresos que lo van a sustentar, es el
requisito imprescindible para que podamos afirmar que estamos en presencia de
una reforma integral en todo el sentido de la palabra. Lo otro es una simple
revisión de tasas y una subida de las mismas para que el gobierno tenga más
dinero y haga con él lo que mejor le parezca. Al tener mayoría congresual, eso
será algo muy fácil de hacer.
La historia de las
reformas fiscales en el país, es la historia de la modificación de los ingresos
del Estado, jamás la determinación de la manera en la cual se va a utilizar ese
dinero y como es lógico que suceda, allí donde no se racionaliza el gasto,
ningún ingreso resulta suficiente. Eso lo prueba el pasado de nuestro sector
público, el cual se ha beneficiado de un
aumento sistemático de sus recaudaciones y no ha podido resolver uno
solo de nuestros muy acuciantes problemas.
De lo que se trata
no es de arrinconar al gobierno para que no disponga de fondos para las altas
metas que debe procurar. Todos nos beneficiaríamos si el gobierno recibe el
doble de recursos y los invierte de forma adecuada. Lo peor que le puede
ocurrir a una nación es que su gobierno quede desprovisto de la posibilidad de
hacer grandes inversiones. Pero aun más negativo fuera que ese mismo gobierno
perciba ese cuantioso capital y lo
dilapide de forma irresponsable.
Es una aberración que
se fuerce cíclicamente a los ciudadanos a pagar más sin que nos pongamos de
acuerdo en la forma en que se va a utilizar el dinero, al tiempo de tener que
soportar que ante nuestros propios ojos unos cuantos desalmados se conviertan
en millonarios con un patrimonio de todos y encima no les pase nada por eso.
En esta ocasión la historia parece que va a repetirse y
eso garantiza que a muy poco andar estaremos discutiendo la próxima reforma
fiscal.
Santo Domingo, R.D., martes, 23 de octubre de 2012.
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