martes, 23 de octubre de 2012

Gasto público


Pedro P. Yermenos Forastieri

Si algo bueno va a quedar de este nuevo incremento de impuestos que nadie podrá evitarnos, es que se ha logrado colocar en el centro del debate lo que es la variable fundamental en todo esto, el Gasto Público. Se ha podido constatar cómo las  autoridades maniobran hasta lo indecible para dejar ese factor sin la debida regulación y operar a manos sueltas, tal como ha ocurrido hasta ahora.

 Regular el gasto público en igual medida que los ingresos que lo van a sustentar, es el requisito imprescindible para que podamos afirmar que estamos en presencia de una reforma integral en todo el sentido de la palabra. Lo otro es una simple revisión de tasas y una subida de las mismas para que el gobierno tenga más dinero y haga con él lo que mejor le parezca. Al tener mayoría congresual, eso será algo muy fácil de hacer.

 La historia de las reformas fiscales en el país, es la historia de la modificación de los ingresos del Estado, jamás la determinación de la manera en la cual se va a utilizar ese dinero y como es lógico que suceda, allí donde no se racionaliza el gasto, ningún ingreso resulta suficiente. Eso lo prueba el pasado de nuestro sector público, el cual se ha beneficiado de un  aumento sistemático de sus recaudaciones y no ha podido resolver uno solo de nuestros muy acuciantes problemas.

 De lo que se trata no es de arrinconar al gobierno para que no disponga de fondos para las altas metas que debe procurar. Todos nos beneficiaríamos si el gobierno recibe el doble de recursos y los invierte de forma adecuada. Lo peor que le puede ocurrir a una nación es que su gobierno quede desprovisto de la posibilidad de hacer grandes inversiones. Pero aun más negativo fuera que ese mismo gobierno perciba ese cuantioso capital  y lo dilapide de forma irresponsable.

 Es una aberración que se fuerce cíclicamente a los ciudadanos a pagar más sin que nos pongamos de acuerdo en la forma en que se va a utilizar el dinero, al tiempo de tener que soportar que ante nuestros propios ojos unos cuantos desalmados se conviertan en millonarios con un patrimonio de todos y encima no les pase nada por eso.

En esta ocasión la historia parece que va a repetirse y eso garantiza que a muy poco andar estaremos discutiendo la próxima reforma fiscal.

Santo Domingo, R.D., martes, 23 de octubre de 2012.

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