jueves, 30 de diciembre de 2010

El circo nacional


Conocemos más sobre 
Pedro Santana que sobre Duarte

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

Lo cierto es que recordamos más a los cómicos que a los actores dramáticos. Es más, pregúntese, salga a preguntar por Jesús Lizán, Julio Aníbal Sánchez y otros actores del pasado y de seguro que 11 de cada 10 personas no los conocerán, no habrán escuchado ni siquiera sus nombres.

Pero estoy seguro, segurísimo, de que cualquier persona,  ha escuchado hablar de Rafael Tavárez Labrador, cuyo nombre de teatro era Paquita Escribano. Ese sí es conocido, pues sabemos más de lo superficial, porque nos guía el oropel.

En la historia política, sabemos, hablamos, conocemos más sobre Pedro Santana que sobre Juan Pablo Duarte.

Escucharíamos estupideces si preguntamos por Francisco Gregorio Billini, Ulises Francisco Espaillat, Pedro Francisco Bonó, Benigno Filomeno de Rojas…

Conocemos más anécdotas del general Ulises (Lilís) Heureaux que de Gregorio Luperón y estamos hasta las narices de historias, anécdotas, inventos y disparates relacionados con Trujillo.

Se recuerda con nostalgia la “época de oro” de La Voz Dominicana, como si su operación hubiera sido un ejercicio comercial e industrial normal y no un vehículo de propaganda política al servicio de la tiranía cuyas  sombras se cubrieron con luces.

Se habla de hombres públicos de luces y de generales de antes, como si se requiriera  talento para pronunciar discursos laudatorios a favor del tirano, o se necesitara valor para abusar de una población desarmada, indefensa, acorralada por el mar Caribe, Haití y el océano Atlántico.

Se llega a extremos tales que se habla de cuando los perros se amarraban con longanizas, como si alguna vez la cantidad de embutidos hubiese sido tan abundante. Por supuesto, es un decir, pero otro decir que engaña, que falsea la verdad sobre el hambre ancestral que padece el pueblo dominicano.

La burla contra el pueblo y sus mejores aspiraciones se practica como si se tratara de un juego de salón.

El Presidente Leonel Fernández le saca la quisonda a una reforma constitucional que le permita repostularse y habla de la posibilidad de un referéndum, en una burla verbal que contiene una realidad que puede ser peligrosa y desequilibrante.

En medio de las befas del público, el circo se llena del sonido de las “bubuselas” traídas del mundial de Sudáfrica, cuando el Ministro de Salud, ante una epidemia de cólera cuyos brotes andan como la verdolaga, prohíbe el consumo de peces y crustáceos capturados en la ría del Ozama, como si el vertido de las heces  sobre esas aguas fuera cosa de ahora.

Son tan malos cómicos, los que manejan este circo, que ni siquiera hacen reír, pero sí son buenos para hacer sufrir.

Santo Domingo, R.D., jueves, 30 de diciembre de 2010

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