Voces y ecos//
Rafael Peralta Romero
El presidente Salvador Jorge Blanco ha sido citado ante el Tribunal de la Historia. Cuatro de sus ochenta y cuatro años de vida hicieron más voluminoso y pesado su expediente. Pero ha bastado la muerte para que su caso pierda complejidad y resulte menos incidentado el juicio. De los mismos litorales que procedió la materia que lo embarró, llegan hisopos que lo limpian y ungüentos que lo perfuman.
Como profesional, como político y como ciudadano, su práctica se orientó hacia la defensa permanente de los derechos de las personas. Pero los suyos fueron vulnerados. Las diferencias políticas y personales de algunos se trocaron en denuncias contra su gestión presidencial y culminaron con una sentencia redactada en una oficina extraña al tribunal. Los acosadores se propusieron que Jorge Blanco no regresara al gobierno, como ellos vislumbraban.
Vivió un cuarto de siglo entre juicios, huida, prisión y aislamiento social, para luego levantarse lentamente y volver a la vida pública discretamente. Antes de que muriera, el principal acosador o acusador admitió que las imputaciones obedecieron a revancha política. Tras el fallecimiento, el más persistente de sus perseguidores reconoce los aportes a la democracia de Jorge Blanco.
El doctor Marino Vinicio Castillo dijo que será la historia la que pondrá en su justa dimensión a los actores de ese episodio de nuestra vida política. El doctor Ramón Antonio Veras, quien fuera amigo de Jorge Blanco y luego crítico del gobierno que presidiera en 1982-86, reconoció la persistencia del jurista en la defensa de los derechos ciudadanos.
Reinaldo Pared y Abel Martínez, presidente del Senado y la Cámara de Diputados, respectivamente, ponderaron la labor de Jorge Blanco como senador. Pared dijo: “Indiscutiblemente hubo una especie de retaliación contra el doctor Salvador Jorge Blanco a su salida del año 1986. Eso es inequívoco, y que fue reconocido posteriormente por el doctor Joaquín Balaguer”.
El presidente Leonel Fernández, seguidor confeso de Vincho Castillo, dijo que Jorge Blanco hizo aportes sustanciales al desarrollo institucional y democrático de República y lo definió como un destacado civilista. “El presidente Jorge Blanco nos deja como legado una invaluable trayectoria política, académica, profesional y familiar. La cual se pone en evidencia por su lucha indeclinable a favor del respeto a los derechos humanos”.
Para el juicio de la Historia, Jorge Blanco marcha más reposado. Los dictámenes de jueces – ¡y juezas!- terrenales son momentáneos y circunstanciales. El de la Historia es permanente. Jorge Blanco será juzgado ahora por esa instancia, menos contaminada de intereses y mezquindades.
Santo Domingo, R.D., sábado, 08 de enero de 2011.
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2011/1/8/71420/Voces-y-ecos
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