miércoles, 2 de marzo de 2011

El discurso del Presidente y las reacciones negativas


ORLANDO DICE//
Orlando Gil

LAS SEÑALES.- Durante meses estuve marcando señales como muestras de  las dificultades que se iban originando entre el gobierno y sectores diversos de la sociedad dominicana. Hoy era un  humito por aquí, mañana  una llamita por allá, sin que entre uno y otra hubiera una comunicación directa que hiciera posible un fuego grande. Los empresarios. No solo se quejaban de faltas o de suficiencias innecesarias, sino que se dedicaron a cultivar a los potenciales aspirantes a la presidencia, como si para ellos fuera fundamental un cambio de gobierno. Querían influir e influyeron en las decisiones internas de los partidos, pues con tiempo se adelantaron a los calendarios de todas las organizaciones, y sin que sea de conocimiento público, seleccionaron su favorito. 

La Iglesia. Anticipó todas las probabilidades, y entre ellas vio las intenciones del mandario de trastornar el orden establecido. En un país donde por experiencia habla la cúpula, empezaron a pronunciarse los curas de manera individual, y todos con iguales palabras y en una sola dirección...

EL CONTAGIO.- La llamada sociedad civil se vive perdiendo en el camino como Hansel y Gretel en el cuento de los hermanos Grimm, pero en la ocasión encontró una senda que la podía llevar a una casa con sostén y garantía. De tanto declamar, un día decidió salir a la calle, y le fue bien. Encontró eco a sus demandas del 4 % para Educación. Eso era nuevo, se consideró bueno, pero el gobierno no entendió y quiso conceptualizar sobre el tema, como si le aprovechara desconocer la razón. La población, sedada de manera inexplicable, cambió de ánimo y comenzó a ver las cosas como los empresarios, como la Iglesia y la sociedad civil. No había intención de revuelta, ni propósito de desbordar el marco establecido, pero sí de marcar límites. Para buen entendedor pocas palabras bastaban. ¿Aceptó el gobierno la nueva realidad ? Fascinado por estadísticas que responden m‡s a las técnicas del marketing que a la realidad, perdió la perspectiva. No siempre  seguir el camino lleva a alguna parte. Un ligero descuido del maquinista coloca al tren fuera de rieles...

EL LÁTIGO.- El último engaño del gobierno fueron las encuestas al considerar que la realidad puede ser amaestrada. El mejor de los domadores a veces cambia de látigo, pues se da cuenta de que los humores de la fiera sufren variaciones. Un presidente caracterizado por ser locuaz, un día decidió hablar para complacerse a sí mismo. Llamé la atención sobre el fenómeno. Se le reclamaba al mandatario que hablara, aun cuando era cercana la  fecha de su comparecencia ante la reunión conjunta de las cámaras legislativas. ¿Por qué no esperar dos o tres semanas? La verdad que ese no era el discurso que se demandaba. Incluso, no era el discurso en sí, sino los temas y el tratamiento. Dicho, y hecho. El jefe del Estado habló como era su obligación constitucional, y hubo aplausos en el recinto de la Asamblea Nacional, y también titulares en la prensa, pero su pieza no satisfizo a ningún sector. La reacción negativa proviene de los empresarios, de la Iglesia y de la sociedad civil, y cada cual a su manera coinciden en lo mismo: no llenó las expectativas. ¿Cuáles expectativas? Las de los empresarios, la Iglesia y la sociedad civil...   
  
EL DISCURSO.- El caso del presidente Leonel Fernández ñ posiblemente ñ sea único en el mundo, y tal vez la razón se deba a que se le tiene como buen orador: su discurso se convierte en dos. Uno, el que pronuncia con sus palabras y finalidades; y el otro, el que interpreta la gente a su manera  y  al final se impone como negativo. El del pasado domingo 27 fue bonito, pero no bueno. No puede decirse que fuera la clásica rendición de cuentas, pero el jefe del Estado fue a la reunión conjunta de las cámaras legislativas a lo que consideró pertinente. Nada m‡s y nada menos que a discurrir sobre los temas que estaban sobre el tapete, pero no para afirmarlos, sino para confrontar a los sectores que adversan su gestión: empresarios, Iglesia y sociedad civil. Quien habló ante senadores, diputados, funcionarios, cuerpo diplomático y país, no solo lo hizo como presidente, sino principalmente como abogado de su propia causa. Incluso, fue evidente que se preparó (nada fue improvisado, todo fue calculado) para deslumbrar, como acostumbra, a un  auditorio de legos. Pero no así a los empresarios, a la Iglesia y a la sociedad civil...

Santo Domingo, R.D., miércoles, 02 de marzo de 2011.

http://www.listin.com.do/puntos-de-vista/2011/3/2/179453/El-discurso-del-Presidente-y-las-reacciones-negativas

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