lunes, 16 de mayo de 2011

Bandas policiales: un gris ejemplo en gris


“Hay policías que apresan delincuentes sólo para evitar la competencia.” Grafiti en San Telmo, B.A.


El Bulevar de la vida//
PABLO MCKINNEY

Si usted quiere saber hasta dónde son capaces de llegar algunos miembros de la Policía Nacional en eso de abusar contra ciudadanos indefensos.

Si alguna duda guarda sobre la vocación homicida y el talento (innato o aprendido) de estos señores para el irrespeto y la extorsión, le aconsejo tomar como ejemplo lo ocurrido a Celso Marranzini, encañonado por un teniente de la Policía que participaba en un supuesto embargo por demanda laboral contra su empresa Petro Química.

¿Si un homo sapiens de gris es capaz de encañonar a un secretario de Estado y vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, ex presidente del CONEP con apellido sonoro terminado en I, entonces, qué no hará ese policía cuando en un “embargo”, “operativo”, “patrullaje” o cualquier otra modalidad de picoteo y chantaje se encuentre con Juancito Pérez Vidal, alias Tito, ayudante tercero del sub director de los comedores económicos con asiento en Nibaje, y asistente especial del segundo portero del tercer despacho del presidente de una empresa millonaria?

En la respuesta a esa pregunta está la supervivencia de nuestra democracia. Así no podemos, profesor. No podemos. Estamos solos ante el peligro. Desamparados como un amante ante una ausencia de domingo, ay... y sin camino.

Si bien el Sabina advierte que hay amores que nunca mueren “porque matan”, así hay ejemplos que no nos matan pero incitan a morirnos… o a matar. 

Si hasta aquí no le dice nada esta columna, le cuento más: el pasado viernes, (2:45 a.m.) al salir de la bohemia de Jochy y Sergio en El Maunaloa, un hermano del mismo Juancito, fue interceptado por tres miembros de la PN armados de escopetas. ¿Razón? Creían que el vehículo no tenía placa. Pero luego de “tirársele” en unca camioneta doble cabina no le pidieron ningún documento.

En realidad, ocurría lo que todo el mundo sabe, menos la propia Policía y el Gobierno: Buscaban un ciudadano “en falta” para asaltarlo mediante la modalidad del chantaje y el picoteo.

El señor se salvó del asalto policial porque mencionó que era ahijado de un tío que está casado con la hija de un señor que dice ser amigo, -no “de un tipo que un día fue feliz”, que son cosas del genio de Serrat-, sino de la segunda querida de un miembro de la élite político militar del país… y eso le salvó la vida.

Quizás haga falta que en uno de esos tantos abusos tan cotidianos,  policías ejecuten en “intercambio de disparos” en pleno Piantini, entrando a Cuesta o saliendo de La Bolera, a un periodista reconocido o al hijo único de un miembro de la plutocracia nacional o de la partidocracia reinante en blanco o en morado, para que así, -armada ya una gran vaina-, nos decidamos entre todos a hacer lo que tenemos que hacer… y si quiere que entre el mar.

A veces la desgracia puede ser bienvenida. Si en septiembre 1950, Trujillo hubiese ordenado un crimen tan atroz como el de las Mirabal; o Ramfis (mayor) acompañados de sus reconocidos amigos de juerga y cógeloquestuyo- hubiese violado sexualmente a la hija menor de edad de un embajador gringo o europeo, quizás el país se habría ahorrado años de suplicios, sangre y lágrimas. Posiblemente, posiblemente.

Santo Domingo, R.D., lunes, 16 de mayo de 2011.

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