martes, 10 de enero de 2012

A propósito de Taína


Susi Pola

La renuncia de la doctora Taína Gautreaux, recuerda un tema poco debatido públicamente en nuestro país –al menos desde la perspectiva de los géneros- donde diferente a otros de la región, se dificulta el liderazgo político de las mujeres.

Para las militantes de la política partidista, sus propios partidos se han convertido en camisas de fuerza y los límites que estas organizaciones les imponen, son los mismos que la sociedad androcentrista y patriarcal impone a las mujeres, dificultades que obstaculizan el desarrollo de un liderazgo político  femenino.

Si hablamos de resultados de las cuotas afirmativas impuestas en las legislaciones electorales, también veremos que en otros países de la región han sido mejores que en el nuestro, y como dicen Clara Báez, Lourdes Bueno y Mariví Arregui, (Obstáculos e incentivos a la participación política de las mujeres: el rol clave de los partidos políticos), “las cuotas sólo prosperarán cuando las mujeres hayan logrado penetrar las estructuras de los partidos y colocarse en los niveles de mando intermedio y superior. Es decir, cuando su presencia en las decisiones internas sea regular y significativa”.

La decisión de  Gautreau, valiente por las condiciones reivindicativas de una ideología  como la del PLD de Juan Bochs, sin embargo, no ha tenido eco en la militancia de ese partido, aún reconociendo que fue tomada reclamando una ética y moral que ha modificado el accionar peledeista, una muestra de la autocensura de las militancias políticas de este país.

Dra. Taina Gautreaux.

Históricamente el liderazgo político ha partido de un rol de poder autocrático y masculino, y las mujeres han aprendido de los hombres líderes asimilando la actuación basada en gestiones de poder masculino, bastante alejadas de la forma que muchas de ellas tienen para trabajar en política.

Nuestros partidos  son organizaciones masculinas que imponen un liderazgo competitivo y agresivo, con estructuras jerárquicas, un fuerte control personal, ajeno a las emociones y de decisiones controladas por el afán del poder y su práctica. Hasta se podría decir, con una lógica maquiavélica que justifica cualquier medio utilizado para mantenerlo.

En este mundo extraño, la manera femenina de actuar en los grupos ha debido adaptarse al medio masculino para poder sobrevivir, renunciando al ejercicio de un liderazgo transformacional más consciente, que facilite y potencialice el desarrollo del equipo más allá de los intereses individuales.

Por eso son importantes los alegatos de Taína Gautreau, que tendrían que impresionar y estremecer a su partido y a la sociedad política entera ya que ninguna organización debiera desprenderse de las voces de su propia conciencia para recuperar, mejorar y rectificar, en este mundo que lo que necesita es cambios.

Santo Domingo, R.D., martes, 10 de enero de 2012.

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